Jean-Louis Periès, presidente del Tribunal de lo Criminal de París que durante nueve meses va a juzgar a 20 hombres acusados por su implicación en los atentados del 13 de noviembre de 2015 en París y Saint Denis, dio por abierta este miércoles la primera audiencia en medio de una gran expectación.
El proceso comenzó con casi 50 minutos de retraso entre estrictas medidas de seguridad y la confusión del primer día del medio millar de personas autorizadas a entrar en la sala.
Víctimas y familiares de los 130 muertos y de los cientos de heridos en los ataques contra la sala Bataclan, seis terrazas de la capital francesa y contra el Estadio de Francia, acudieron al viejo Palacio de Justicia en torno al cual las fuerzas del orden francesas establecieron un perímetro cerrado al público.
Junto a ellos había decenas de abogados (más de 300 trabajan para las partes civiles, una treintena para los encausados) y de periodistas (hay 141 medios acreditados) repartidos en más de una decena de salas en torno a la de la audiencia, que ha sido construida especialmente para este juicio.
El ministro francés de Interior, Gérald Darmanin, advirtió esta mañana de que si la amenaza terrorista en Francia en tiempo normal ya es "particularmente elevada" cuando llegan acontecimientos como este el nivel de riesgo crece todavía más.
Seis de los 20 encausados no estarán en la sala durante los nueve meses del proceso. Se sospecha que cinco de ellos murieron en las operaciones de la coalición internacional contra miembros del Estado Islámico.
El tribunal, compuesto de nueve magistrados profesionales por ser un proceso terrorista (cuatro de ellos suplentes), va a dedicar esta primera sesión a la constitución de las partes civiles y, en primer lugar, a la identidad de los acusados, entre los cuales el que suscita más atención, con diferencia, es Salah Abdeslam.
Se trata del único de los diez miembros de los tres comandos que sembraron el terror aquella noche del 13 de noviembre de 2015 que sigue vivo.
Uno de ellos, acusado de ordenar los ataques
Seis de los 20 encausados no estarán en la sala durante los nueve meses del proceso (el veredicto se espera para los últimos días de mayo). De hecho, se sospecha que cinco de ellos murieron en las operaciones de la coalición internacional contra miembros del Estado Islámico en Siria e Irak.
Como no hay pruebas definitivas de su muerte, la Justicia francesa decidió llevarlos a juicio por si acaso. Hay que tener en cuenta que uno de ellos es Oussama Atar, considerado el que ordenó los ataques. Razón por la cual es el único que está imputado por el cargo de dirigir una organización terrorista.
Arthur Denouveaux, presidente de Life for Peace, una de las asociaciones de víctimas de estos ataques, explicó a la prensa justo antes del inicio de la audiencia cuáles son sus expectativas.
"Espero -dijo- que una justicia francesa normal llegue a responder a un acto de los más abominables, de los más anormales posibles. Eso sería una respuesta de nuestra democracia al terrorismo", afirmó.
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