La Justicia de Estados Unidos no ha dejado que el nuevo veto migratorio del presidente, Donald Trump, entrase en vigor y lo ha bloqueado este miércoles provocando una airada reacción del mandatario que ha prometido llevar la batalla legal hasta el Tribunal Supremo y salir victorioso en última instancia.
Tal y como lo hizo con el primer veto el juez federal de Seattle (estado de Washington) James Robart a principios de febrero, este miércoles fue su colega de Honolulu (Hawai) Derrick Watson quien propinó un severo revés al Gobierno de Trump.
A instancias del estado de Hawai, controlado por los demócratas, Watson consideró que la entrada en vigor del nuevo veto migratorio podía ocasionar un daño irreparable a los afectados (ciudadanos de seis países de mayoría musulmana y refugiados), lo que justificaba su suspensión temporal.
Trump había introducido algunos cambios en la medida para evitar precisamente el escrutinio judicial, aunque luego insinuó que la estrategia de presentar un veto revisado, o como él dijo, "aguado", no fue su opción predilecta. El presidente apareció en un mitin en Nashville (Tennessee) poco después de darse a conocer el fallo de Watson y consideró que la decisión fue un "exceso judicial sin precedentes" con motivaciones políticas.
Además, anticipándose a que los recursos que el Gobierno presente ante el Tribunal de Apelaciones del Circuito Noveno -una corte que Trump considera politizada- puedan fracasar, advirtió de que llevará el litigio hasta el Supremo. "Vamos a pelear contra este terrible fallo, vamos a llegar hasta el Tribunal Supremo, vamos a ganar y vamos a mantener a nuestro país y a nuestros ciudadanos seguros", dijo Trump.
Lo que no quedó claro es si la estrategia del Gobierno será recurrir el primer veto, que había dejado arrinconado tras una infructuosa batalla legal, el revisado, o ambos. "Creo que debemos volver al primer (veto) y recorrer todo el camino (hasta el Supremo). Esto es lo que yo quería hacer en un primer lugar", dijo el presidente.
Ese controvertido primer veto, que entró en vigor por sorpresa y que prohibía la entrada al país durante 120 días a todos los refugiados -permanentemente en el caso de los sirios- y durante 90 a los ciudadanos de Irak, Irán, Siria, Somalia, Libia, Sudán y el Yemen, provocó numerosas protestas y fue bloqueado por Robart tras una semana de vida.
Pasado un mes, el presidente presentó el 6 de marzo una versión revisada de la medida en la que rebajó su tono con la introducción de algunos cambios. A diferencia de la primera orden, la nueva medida dejaba fuera de la prohibición a los ciudadanos de Irak y modificaba la provisión sobre los refugiados sirios, que tendrían vetada su entrada al país durante 120 días y no de manera indefinida, como establecía el veto original.
Además de Trump también reaccionó a la decisión de Watson el Departamento de Justicia, que la consideró "defectuosa tanto en argumentación como en alcance" y mostró su intención de "seguir defendiendo ante los tribunales" la medida. Tras casi dos meses en la oposición, los bloqueos a los vetos migratorios de Trump han sido los mayores éxitos cosechados por los demócratas contra el nuevo Gobierno.
La estrategia de los demócratas con el veto es parecida a la adoptado con relativo éxito por los republicanos durante los ocho años del Gobierno de Barack Obama: trasladar el enfrentamiento político a los tribunales. Por ello la decisión de Watson fue muy celebrada entre los líderes demócratas, como la senadora Elizabeth Warren. "Trump, tu veto migratorio ya pierde 0-2 frente a la Constitución. Deja de combatir el imperio de la ley y empieza a luchar por los estadounidenses", dijo la senadora en Twitter.
También a través de esta red se pronunció el presidente del partido, Tom Perez: "Esta es una enorme victoria para la Constitución. En los EE.UU. no se discrimina por motivos religiosos". La líder demócrata en la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, afirmó por su parte que "el 'nuevo' veto migratorio estaba impulsado por la misma y peligrosa discriminación, y hoy se topó con la misma derrota en los tribunales".
Pese al enfado de Trump con la decisión de Watson, iraníes, somalís, sudaneses, libios, sirios y yemenitas, así como los refugiados llegados de todo el mundo, podrán seguir entrando a partir de hoy en los aeropuertos estadounidenses.
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación