18 horas sin noticias de Mohamed VI, actual rey de Marruecos, tras el terremoto de magnitud 6,8 que ya se ha cobrado la vida de más de 2.000 de sus ciudadanos. Una reunión a última hora de la tarde del sábado constituyó la primera aparición del mandatario tras la tragedia de la noche del viernes.
Se encontraba en París el día del seísmo y, aunque las nuevas tecnologías permiten una comunicación inmediata, el rey marroquí no emitió ningún comunicado ni realizó declaración alguna sobre el suceso que había paralizado a su país.
La comunidad internacional se volcó con Marruecos mucho antes de que lo hiciera su propio mandatario, hecho que desató las críticas de los opositores al régimen. Además, según informan personas que se encontraban dentro de las fronteras del país, los medios de comunicación no cambiaron su programación habitual y tan solo procedían esporádicas actualizaciones sobre el número de muertos y heridos.
A su llegada a Marruecos, Mohamed VI convocó una reunión de emergencia en Rabat para decidir qué medidas se tomarían, una respuesta algo lenta teniendo en cuenta que las labores de rescate ya habían comenzado.
Tras este encuentro, el gobierno marroquí decretó tres días de luto, anuncio que, para muchos, también llegó tarde. La Casa Real comunicó además la instauración de una "comisión interministerial" que ayudaría con el plan de recuperación de las zonas afectadas. Esta misión abarcará las labores de rescate, así como la entrega de suministros a los supervivientes que todavía duermen a la intemperie.
Los órdenes del rey a su propio ejército también llegaron tarde, concretamente 13 horas después del fin del terremoto. Esta misma inactividad ha hecho que la ayuda internacional ofrecida por numerosos países del globo, se retrase también al no haber obtenido una respuesta inmediata por parte del gobierno marroquí.
Finalmente, la UME ha viajado esta mañana desde Zaragoza a Marruecos para dar su apoyo en las distintas operaciones puestas en marcha para paliar los efectos del seísmo. La operación se puso en marcha cuando Mohamed VI por fin proporcionó una respuesta al estado español que había ofrecido sus dispositivos muchas horas antes.
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