Londres ha dejado de ser británica. Al menos, así lo refleja el último estudio demográfico realizado por la Oficina Nacional de Estadísticas, ya que según afirma, tan solo el 36,8% se identifica como "blanco: inglés, galés, escocés, irlandés o británico". Esto indica que la ciudad es tan multicultural que prácticamente dos de cada tres habitantes son extranjeros o pertenecen a otras etnias. Además, es un proceso que va a más: en 2011, el británico tradicional era del 44,9%.
Esta percepción también está en las calles. "Lo raro es que conozcas a alguien que sea de aquí", señala Nerea, una española que vive en la ciudad, que afirma que "incluso cuando lo son, suelen ser descendientes de inmigrantes". Guillermo, que acaba de mudarse a Exeter tras un lustro viviendo en Londres, señala que la sensación que da al pasear por la capital británica es que "hay un 50-50" de ingleses y extranjeros, aunque "si hablamos de británicos con origen en otros sitios, la cosa cambia mucho". En ese caso, el porcentaje de extranjeros aumenta.
Esta situación se vive en todo el país, aunque Londres sea el principal ejemplo de ello. Esta encuesta, que evalúa la demografía de las islas cada diez años, muestra que en veinte años la población tradicional del país ha pasado del 87,5% al 74,4%. En veinte años, los británicos caucásicos han descendido trece puntos.
Esto, según cuenta Nerea, la sensación que existe es que esta situación ha aumentado desde que llegó el coronavirus. "Cada vez hay menos europeos y sí más extranjeros de otras partes del mundo", siendo "la gran mayoría indios, pakistaníes o de antiguas colonias". Según cuenta esta española, "lo curioso es que ahora son ellos -los británicos tradicionales- los que están colonizando el país porque literalmente hay zonas donde son más indias/pakistaníes que otra cosa".
Esta realidad que cuenta Nerea también se apoya en los datos ofrecidos por la Oficina Nacional de Estadísticas. Este refleja que hay barrios de la ciudad donde hay prácticamente los mismos británicos tradicionales que ciudadanos procedentes de otros países. Es el caso de Newham, al este de Londres, los asiáticos son mayoría: mientras los británicos representan el 14,8%, la población procedente de Bangladés es del 15,9%. Cerca de la 'minoría británica' se sitúan también los ciudadanos de India (11%) y Pakistán (12,7%).
La influencia extranjera es tal que ya lideran las instituciones. Es curioso porque los dos grandes líderes de procedencia asiática, ambos nacidos en Londres, llegaron al poder tras suceder a Boris Johnson: Sadiq Khan fue elegido en 2016 como alcalde de Londres y Rishi Sunak, el mes pasado se convirtió en el nuevo inquilino del 10 de Downing Street tras el 'Partygate'.
Pese a la tendencia creciente, Londres es un 'nicho' dentro de la realidad británica: en Inglaterra y sin entrar en la nacionalidad, aunque la población asiática represente el 9,6% del total, los blancos son el 81%. Esto se debe a que hay muchos inmigrantes e hijos de inmigrantes del resto de Europa que se suman a la población tradicionalmente británica.
En Gales, debido a que no posee la influencia londinense en sus estadísticas, la mayoría sigue siendo blanca (93,8%) y la población asiática es mucho menor (2,9%). Esto demuestra que Londres es una 'isla' demográfica, donde además existen más inmigrantes o británicos de origen extranjero con pisos en propiedad que en el resto del país. Fruto de la multiculturalidad de la ciudad, también existen más matrimonios interraciales.
A nivel religioso, los cambios demográficos provocan algo parecido: el porcentaje de cristianos ha pasado del 59,3% al 46,2% en diez años. El islam tiene más peso que hace una década -del 4,9 al 6,5%- y el ateísmo se multiplica: del 25,2 al 37,2% en esta última década.
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