El presidente de Francia, Emmanuel Macron, anunció este jueves una "transformación profunda" de la fuerza militar francesa Barkhane, que implicará una reducción de los 5.100 efectivos que actualmente tiene desplegados en los países del Sahel para luchar contra los grupos yihadistas.
"La continuación de nuestro compromiso en el Sahel no se hará en un marco constante", dijo en una rueda de prensa, en la que avanzó el fin de Barkhane en tanto que operación exterior, para convertirse en una de apoyo y cooperación con los Ejércitos de la región que lo deseen.
Barkhane se creó en agosto de 2014 como sucesora de la operación Serval, que París lanzó a comienzos de 2013 para impedir que las organizaciones yihadistas que se habían hecho fuertes en el norte y el centro de Mali consiguieran el control de todo el país.
La fuerza no está "adaptada"
Macron subrayó que esa fuerza ya no está "adaptada" a la realidad de los combates y recordó que Francia se comprometió en la región a petición de los Estados de la zona, pero no tiene vocación de sustituirlos "eternamente".
La modalidad exacta y el calendario de la transformación serán presentadas en un primer momento en un encuentro "dentro de muy poco" de la coalición en el Sahel y tras consultas especialmente con los socios estadounidenses y europeos.
La progresiva reducción de efectivos se producirá de forma que no comprometa la seguridad del resto, apuntó.
Macron avanzó que la lucha contra el terrorismo se efectuará con fuerzas especiales estructuradas en torno a las operaciones Takuba y EUTM Mali, con participación francesa y el foco puesto en ese tipo de intervenciones antiterroristas.
El dispositivo Barkhane cuenta actualmente también con siete cazas, 20 helicópteros, entre 5 y 8 aviones estratégicos de transporte, 280 vehículos de combate pesados, otros 220 ligeros y 400 vehículos logísticos, según precisa el Ministerio de Defensa en su web.
Además de luchar contra el terrorismo, la estrategia francesa en la región aspiraba igualmente a que los países del llamado G5 Sahel (Mauritania, Mali, Burkina Faso, Níger y Chad) lograran la capacidad de garantizar su propia seguridad de forma autónoma.
Incertidumbre tras la muerte del presidente del Chad
A mediados de febrero, en una cumbre en Yamena, el jefe del Estado galo había destacado que no pensaba reducir sus efectivos allí a corto plazo. Pero, aunque apuntó que una retirada "masiva" de soldados sería un error, sí avanzó que a lo largo del verano iba a haber una "evolución" de la presencia francesa.
La muerte del presidente chadiano Idriss Déby en abril, que había dirigido ese país desde 1990 y era un aliado clave para Francia en el Sahel, y el golpe de Estado en Mali de finales de mayo hicieron que empezara a filtrarse la puesta en marcha del posible cambio de estrategia.
El pasado 4 de junio, de hecho, Francia señaló que había decidido suspender con carácter provisional las operaciones militares con las Fuerzas Armadas de Mali como medida de presión a la junta en el poder tras el golpe.
El Ministerio francés de Defensa explicó que era una medida en consonancia con "las exigencias y las líneas rojas" que han fijado la Comunidad de Estados de África del Oeste y la Unión Africana para que la junta aclarara "el marco de la transición política en Mali".
Macron precisó que la decisión tomada no es coyuntural, sino un "movimiento profundo" de transformación, y en cuanto a la colaboración bilateral estricta con las fuerzas malienses aclaró que se retomará en cuanto ese país asuma sus compromisos políticos y garantice que no dialogará con los yihadistas.
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