Internacional

Maduro se parapeta tras los militares para legitimar una cantada victoria en las elecciones presidenciales

El líder chavista ya prepara el terreno para darse como vencedor de la votación mientras hostiga y reprime a la oposición

Nicolás Maduro junto a las fuerzas armadas.
Nicolás Maduro junto a las fuerzas armadas. EP

Nicolás Maduro ya se ha autoproclamado ganador de las elecciones presidenciales de Venezuela que se celebran este domingo y, además, asegura que tiene a las Fuerzas Armadas del país de su lado, dando a entender que le seguirían incondicionalmente sea cual sea el resultado final.

En unos comicios en los que el líder opositor Edmundo González Urrutia lidera las encuestas y Maduro podría perder la presidencia que ostenta desde 2013, el líder chavista ya prepara el terreno para darse como vencedor de la votación mientras hostiga y reprime a la oposición.

"Tengo la experiencia, estoy preparado, tengo a este pueblo hermoso y valiente, tengo el apoyo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y los militares, tengo el apoyo de la unión cívico-militar-policial, soy Nicolás Maduro Moros y ganaré las elecciones presidenciales el próximo domingo, 28 de julio", expresó durante un acto en el estado Barinas.

El opositor venezolano y líder de Voluntad Popular, Leopoldo López, no tiene tan claro que los militares pudiesen seguir a Maduro en el caso de que este no consiguiese la reelección y optase por manenerse de manera forzosa en el poder, un movimiento para el que necesitaría a las Fuerzas Armadas.

"No soy militar, pero viví en una cárcel militar durante cuatro años y los militares son venezolanos; con hijos, vecinos y amigos venezolanos, y Maduro los va a interpelar que salgan a defender lo indefendible. En ese escenario, Maduro se puede quedar solo, con una orden en desacato", aseguró López durante una entrevista en Cope.

De acuerdo con el artículo 328 de la Constitución, la Fuerza Armada "constituye una institución esencialmente profesional, sin militancia política"; y señala que, en el "cumplimiento de sus funciones, está al servicio exclusivo de la Nación y en ningún caso al de persona o parcialidad política alguna", por lo que no estarían legitimadas por la Carta Magna venezolana para ponerse de parte de un futurible Maduro derrotado en las urnas.

El opositor Urrutia, al que respaldan las encuestas y quien podría ser protagonista del vuelco electoral, ha prometido meter mano y modernizar la FANB para los "nuevos escenarios estratégicos militares que se vislumbran a nivel nacional y mundial", en caso de ganar las presidenciales.

El exembajador dijo que una institución militar modernizada "será capaz de proveer garantías de estabilidad interna, disuasión, persuasión, respeto al Estado de derecho, seguridad y defensa de nuestra independencia, soberanía e integridad territorial".

Sin relevo hasta enero: el infierno de la oposición

En este escenario, la oposición se enfrentaría, en caso de victoria, a un impass, pues el mandato oficial de Maduro no caduca hasta el 10 de enero de 2025, cuando cumplen los cuatro años desde la toma de posesión en 2019.

Durante ese periodo de transición, con una derrota del chavismo pero con Maduro todavía en el cargo, la reacción que este podría tener es incierta. Ya días antes de la votación su jefe de campaña acusó a la oposición de querer "cantar fraude" el día de los comicios, calificando a Urrutia de representante de "la violencia" y del "odio".

Durante los casi seis meses que pasarían entre una victoria de Urrutia, principal opositor, y el abandono del cargo por parte de Maduro, este podría aferrarse al poder y negarse a dejar el cargo utilizando la misma carta del fraude electoral y reprimiendo las potenciales protestas en las calles.

En ese punto, las fuerzas militares se debatirían entre apoyar al presidente saliente o a la victoriosa oposición, siendo su papel clave para una transición política en el país y el grado de violencia de la misma.

El propio Maduro ya amenazó hace unos días con que un fracaso electoral del chavismo desembocaría "en un baño de sangre, en una guerra civil fraticida". Ante estas declaraciones y el clima que rodea las elecciones el Presidente de Brasil, Lula da Silva, dijo que "Maduro necesita aprender que cuando ganas, te quedas. Cuando pierdes, te vas", y que le "asustaron los comentarios" sobre el baño de sangre.

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