Nuevo récord en el número de ciudadanos rusos que huyen hacia países vecinos. Entre el 24 de febrero (fecha del inicio de la invasión de Ucrania) y el 5 de septiembre, un total de 1.126.215 migrantes rusos han entrado en Letonia, Estonia, Polonia, Lituania, Finlandia y Noruega desde territorio de la Federación Rusa o atravesando Bielorrusia, según un informe de Frontex, la agencia europea de control de fronteras. Supone un notable aumento respecto a las últimas estadísticas difundidas por Frontex, que el 26 de agosto cifraba en 998.085 el número de rusos que han abandonado su país para entrar en territorio comunitario, con Estonia y Finlandia como principales receptores.
El temor a las consecuencias de las sanciones económicas contra Rusia por la invasión de Ucrania y el rumor de que Vladimir Putin declarará la ley marcial, que implicaría la movilización general de la población masculina y el cierre de fronteras, ejercerían como los factores movilizadores que empujan a más de un millón de rusos a abandonar su país. Todo ello pese a que la sanciones occidentales han dañado a la economía rusa pero no la han noqueado, en gran medida por la escalada de precios en los hidrocarburos, que en 2021 representaron la mitad de las exportaciones y un 40% de los ingresos fiscales de Moscú. Desde el 24 de febrero, Rusia ha ingresado casi 160.000 millones por la exportación de energías fósiles, de los que 88.000 millones proceden de la Unión Europea.
Mientras, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dejó claro este miércoles que las sanciones no se levantarán y pide tiempo para comprobar sus verdaderos efectos -la Comisión Europea espera que el PIB ruso caiga un 11% y que la inflación se dispare un 22% en el país durante este año como consecuencia de las sanciones-.
En cuanto a la declaración de la ley marcial, que impediría a los hombres en edad militar abandonar el territorio ruso, las exigencias de una llamada a filas general surgen actualmente incluso desde el partido de Putin, Rusia Unida. El líder ruso se enfrenta a una presión creciente para que revise su estrategia en la guerra tras la humillación que ha supuesto la contraofensiva ucraniana en Járkov y el colapso de las líneas de defensa rusas. Diputados, decenas de concejales, veteranos exmilitares, analistas y funcionarios han coincidido en que Rusia no puede permitirse una derrota y exigen la movilización de todos los recursos humanos y materiales, algo que para el Kremlin no es una opción en estos momentos, en palabras del portavoz presidencial, Dmitri Peskov.
Fue Guennadi Ziugánov, líder del Partido Comunista de Rusia, la segunda formación de la Duma, quien personificó el martes dicha exigencia en el Parlamento al admitir que la "operación militar especial" en Ucrania -como la denomina el Kremlin- se ha convertido en una "guerra", por lo que es necesario movilizar todos los recursos del país. Todo cuando Moscú intensifica la represión contra los ciudadanos críticos con la invasión de Ucrania. El arresto a finales de agosto de Yevgeni Roizman, exalcalde de Ekaterimburgo (en el centro-oeste del país), por sus declaraciones sobre la guerra se suma a otros juicios contra políticos rusos que han opinado en contra de la invasión.
Los motivos económicos -el temor a una disminución drástica de la calidad de vida- y el miedo a la represión política destacan como causas principales de este flujo migratorio en una encuesta elaborada por PONARS Eurasia, una red de 125 académicos, la mayor parte de América del Norte. La mitad de los emigrantes encuestados espera un juicio por publicar o compartir información sobre la guerra en redes sociales y el 20% teme un movilización militar general. El sondeo, no obstante, no es representativo y muestra la opinión de ciudadanos con un nivel de educación alto, urbanizados y politizados.
La suspensión del acuerdo Bruselas-Moscú
Los datos de Frontex salen a la luz poco después de que el Consejo de la Unión Europea (UE) acordase el pasado viernes suspender el acuerdo firmado con Moscú que facilitaba a los ciudadanos rusos la obtención de visados para viajar a territorio comunitario. El fin del convenio entre la UE y Rusia implica que desde el pasado lunes la tasa de solicitud de visado para los viajeros rusos aumenta de 35 a 80 euros, deberán presentar pruebas documentales adicionales, aumentarán los plazos de tramitación y se aplicarán normas más restrictivas para la expedición de visados para entradas múltiples.
Al margen de la suspensión del acuerdo sobre los visados, Polonia, Estonia, Letonia y Lituania han ido un paso más allá y restringirán al máximo la entrada en su territorio de ciudadanos rusos con visado para el espacio Schengen para fines turísticos, comerciales y deportivos.
La inmigración irregular a Europa se dispara
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