Italia endurece sus políticas migratorias con la líder de derechas Giorgia Meloni al frente en lo que supone un gran golpe al flujo mediterráneo de personas desplazadas que puede tener repercusiones en los países receptores en el Mediterráneo. Entre ellos, España. Se trata de una decisión que afecta de lleno a Pedro Sánchez puesto que el estado de emergencia durante seis meses tendrá lugar cuando el presidente del Gobierno esté a la cabeza del Consejo de la UE, un puesto que rota por países cada seis meses. Además coincide en pleno verano, la época en que hay mas auge de afluencia migratoria. El anuncio además llega a pocas semanas de que Sánchez haya visitado a Meloni, exhibiendo una gran "sintonía" con la líder de ultraderecha.
Italia decretó este martes el estado de emergencia para hacer frente al aumento del flujo migratorio después de que más 2.000 personas fueran rescatadas en el mar Jónico y el mar Mediterráneo a lo largo del fin de semana. La decisión ha sido tomada durante una reunión del Consejo de Ministros a propuesta del titular de la cartera de Protección Civil y Políticas Marinas, Nello Musumeci, quien ha afirmado que ha habido un incremento del 300 por ciento en la llegada de migrantes por las rutas del Mediterráneo.
"Permítanme ser claro: el problema no se puede resolver. La solución solo está vinculada a una intervención consciente y responsable de la Unión Europea", ha detallado Musumeci, quien ha asistido también a otra reunión en el Ministerio del Interior para debatir posibles soluciones a la crisis migratoria. Dicha medida, que estará en vigor seis meses, dotará a las estructuras estatales de cinco millones de euros provenientes del Fondo de Emergencias Nacionales con el objetivo, entre otros, de facilitar la acogida de migrantes, así como de reforzar las herramientas de repatriación y expulsión.
Sin embargo, a pesar del anuncio draconiano de Italia, aún están por ver los detalles de la ejecución del estado de emergencia. Como explica Gonzalo Fanjul, de la Fundación Por Causa, las medidas italianas "ya eran draconianas anteriormente y afectarán seguramente a la capacidad de detener y deportar, pero no detendrá la llegada de flujos migratorios". El anuncio del Gobierno italiano vuelve a caer, a su juicio, en una retórica "histérica" ya que el propósito de retener cuanto antes la llegada de migrantes se contradice con una "legislación vigente" que da unas garantías mínimas, como el no poder deportar a un niño.
La afectación española tiene tintes más políticos que pragmáticos ya que España también participa de una medidas parecidas. Como explica Fanjul, lo sucedido en Melilla en junio del año pasado es un ejemplo de la forma de gestionar las políticas migratorias en España, donde el Gobierno ni ha rendido cuentas ni el ministro de Interior ha dimitido, un suceso que ejemplifica la "deriva continental" en la que no solo cae Italia, sino también España y otros países como Finlandia o Reino Unido. Lo que sigue resultando llamativo es la falta de crítica abierta en la visita de Pedro Sánchez a Meloni por la omisión de hablar de la hoja de ruta en migración y la exhibición de complicidad entre ellos que fue, según el experto, "profundamente decepcionante".
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