Irlanda es hoy el escenario de la visita del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien ha resaltado el gran desarrollo político, social, y económico de la región desde el cese del conflicto. Concretamente, ese desarrollo económico ha creado un caso paradigmático en Europa: Irlanda pasó de ser un país al borde de la catástrofe económica en los años 80, "el más pobre de los ricos", según lo calificó The Times, a uno de los países con las mayores tasas de crecimiento del PIB en la Unión Europea.
Para llegar a convertirse en esa economía boyante, Irlanda tuvo primero que tocar fondo: en los 80 era el país más pobre de Europa occidental. La receta para llegar a esta situación mezcló el choque por la apertura económica hacia Europa con una política fiscal que disparó el déficit público. La integración en 1973 de Irlanda en la Comunidad Económica Europea supuso, contra todo pronóstico, un deterioro notable de la economía: con la apertura el país perdió productores locales y el desempleo creció hasta el 17% en 1985. Ante la situación, la población, especialmente los jóvenes, emigró en busca de oportunidades.
La creación del mercado común europeo en 1993 fue un soplo de aire fresco para el país, el déficit cayó y la década que puso fin al milenio planteó un 'boom' económico para los celtas, que vieron el PIB per cápita nacional dispararse. El crecimiento, en la primera década de los 2000, iba acompañado, como en el caso de muchos de sus vecinos europeos, de una bomba de relojería: una burbuja inmobiliaria que explotó para Irlanda en 2010. El estallido de la burbuja puso a una Irlanda que tuvo que ser rescatada una vez más a la cola Europea, y se unió a los conocidos como "PIGS" (Portugal, Italy, Greece, Spain, que forma la palabra en inglés "cerdos") que temporalmente pasaron a ser los "PIIGS".
Tras los años de la crisis de 2008, Irlanda se recuperó más rápidamente que sus vecinos del sur. En 2019, el país había registrado un crecimiento del Producto Interior Bruto del 75,4% con respecto a 2009. Al cierre de 2022, el país apuntó un crecimiento del 12%.
El "milagro" de Irlanda: los bajos impuestos la convirtieron en un paraíso de las finanzas internacionales
Para salir del bache planteado en los 80, Charles Haughey, primer ministro en 1987, buscó hacer del país un núcleo de las finanzas internacionales. La hoja de ruta para conseguirlo fue hacer de Irlanda uno de los países con menor presión fiscal de la OCDE. Se estableció un impuesto a la renta del 10% para determinadas actividades financieras estratégicas, y el impuesto a las ganancias se recortó del 32% al 12,5% para el resto de empresas.
El país empezó a crear más empleos calificados, y paulatinamente pasó de ser un país de emigrantes a recibir inmigración. Muchas multinacionales se mudaron a Irlanda, y esto marcó el pistoletazo de salida a la senda de crecimiento irlandesa.
La trampa del "milagro" irlandés: el PIB no es completamente representativo
Alonso Rodríguez, catedrático de Economía de la Universidad Complutense de Madrid, alertó al diario CincoDías de que, precisamente, esta estructura fiscal se debe a "salarios relativamente bajos que se mantuvieron e incluso acentuaron durante la crisis". Si bien el país ha aumentado progresivamente su salario mínimo, hoy de 1.909 euros, los expertos advierten de que es necesario recordar el elevado coste de vida.
Aun así, la auténtica "trampa" se encuentra en utilizar el PIB como máximo indicativo del crecimiento. El propio Banco Central de Irlanda señala en un informe que para hacer un estudio sería se deberían tener en cuenta indicadores sociales y medioambientales, dadas las deficiencias del PIB o la Renta Nacional Bruta (RNB) en el ámbito del bienestar. La institución apunta también a que utilizar el PIB como medida de comparación puede no tener en cuenta las grandes diferencias de precios relativos entre países.
- El gráfico, recogido por el banco, señala la evolución del rango de Irlanda entre los 28 miembros de la Unión Europea en función de su PIB -la línea de puntos- o el consumo -línea continua-, medido con el consumo individual real según la tasa de paridades de poder adquisitivo -por la que se trata de eliminar la diferencia de precios entre distintos países-.
Según el informe, la "aparente fortaleza" del país "se debe en gran medida al continuo aumento de las exportaciones de productos farmacéuticos y de TI generadas por las empresas multinacionales (EMN) y enmascara el fuerte desplome del empleo y la actividad económica en la mayoría de los sectores". Por eso mismo, el Banco Central de Irlanda apunta a los índices de renta per cápita y consumo, en los que Irlanda pasa de ser una de las primeras economías de la Unión Europea a ser entre la octava y la decimosegunda. Una caída que surge al eliminar las distorsiones provocadas por las internacionales y que tienen en cuenta los elevados precios del consumo en Irlanda.
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