Una monja francesa de 70 años no ha podido acceder a una plaza de una residencia de ancianos pública de Francia porque para poder quedarse a vivir allí tenía que dejar de usar su hábito religioso y su cofia, según publica France Blue.
La religiosa, que quería retirarse a vivir a Haute-Saone, su localidad natal, se topó de lleno con las normas de la denominada como 'Foyer Logements', una residencia para mayores administrada por el Centro Municipal de Acción Social de la ciudad francesa.
Así, una vez cumplido los trámites para optar a una plaza en la residencia, la monja recibió una carta en la que se indicaba que en el edificio "no se puede aceptar ningún signo ostentoso de pertenencia a una comunidad religiosa para garantizar la serenidad de todos".
Obligada a rechazar la plaza en la residencia
Por ello la religiosa se vio obligada a no aceptar la plaza, porque, tal y como indica el medio francés, "la anciana ha usado un hábito religioso toda su vida y no puede imaginarla de ninguna otra manera".
La parroquia de Haute-Saone, que ha sido la encargada de denunciar públicamente este hecho, ha explicado que ha encontrado un apartamento para que la monja pueda vivir y cumplir su deseo de retirarse en su localidad natal.
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