Un manifestante murió durante la segunda jornada de protestas antigubernamentales en Minsk que estallaron tras la controvertida reelección el domingo del presidente de Bielorrusia, Alexandr Lukashenko, al que la oposición acusa de fraude.
"Uno de los manifestantes intentó lanzar un artefacto explosivo sin identificar contra las fuerzas de seguridad. Le explotó en la mano y sufrió heridas que condujeron a su muerte", informó el ministerio del Interior en su canal de la red social Telegram.
El incidente tuvo lugar durante los enfrentamientos violentos entre los manifestantes y los efectivos antidisturbios que habían sido movilizados para desbloquear la plaza Pushkin.
Según diversos medios, los manifestantes lanzan cócteles mólotov contra la policía, que ha movilizado a miles de sus efectivos por toda la capital bielorrusa.
El domingo ya resultaron heridas unas cien personas, entre civiles y uniformados, y hoy la prensa habla ya de decenas de heridos de distinta gravedad.
La plaza Pushkin, que los opositores convirtieron en su bastión al bloquear los accesos con automóviles, fue el epicentro de los choques entre manifestantes y fuerzas del orden.
Como la policía acordonó la céntrica Plaza de la Independencia y las inmediaciones del obelisco que conmemora la victoria en la Segunda Guerra Mundial, centro neurálgico de las protestas el domingo, los manifestantes se concentraron en otras zonas de la ciudad.
La policía recurrió a bolas de goma, granadas ensordecedoras y gas lacrimógeno, pero, según medios locales, aún no ha logrado dispersar a los activistas opositores.
Las autoridades intentaron prevenir una segunda jornada de protestas al detener a numerosos jóvenes, incluido los que transitaban en bicicleta por la ciudad, donde muchos negocios y centros comerciales cerraron sus puertas a cal y canto.
Además, una vez comenzaron los enfrentamientos, las autoridades locales cerraron los accesos a las principales arterias de la capital, ya que muchos conductores se sumaron a los manifestantes utilizando el claxon como señal de protesta y bloqueando el acceso a los furgones policiales.
Las manifestaciones no se limitan a Minsk y se han propagado hasta una veintena de ciudades de esta antigua república soviética de diez millones de habitantes.
"No quedarse callados"
En el caso de Brest, ciudad cercana a la frontera con Polonia, los militares patrullan las calles en sustitución de la policía.
También han sido arrestados varios periodistas, tanto locales como extranjeros, como es el caso de un reportero del canal ruso RT.
La líder de la oposición unificada, Svetlana Tijanóvskaya, quien impugnó hace unas horas la victoria de Lukashenko ante la comisión electoral, instó el lunes a los bielorrusos "que creen que su voto ha sido robado, a no quedarse callados".
A su vez, al igual que llamó anoche a los bielorrusos a "cesar la violencia", se dirigió a las fuerzas de seguridad para que no utilicen la fuerza contra sus conciudadanos.
El Ministerio del Interior cifró en unos 3.000 los detenidos el domingo durante las protestas opositoras, tras lo que incoó más de una veintena de procesos penales por agresión contra las fuerzas del orden.
Llamamiento a huelga
Lukashenko, que ganó las elecciones con más del 80% de los votos, defendió a los efectivos antidisturbios, acusó a la oposición de planear la toma de edificios públicos y denunció que las protestas están patrocinados por países extranjeros como Chequia y Polonia.
En las redes sociales se publicó hace unas horas un llamamiento a la huelga general a partir del mediodía del martes, mientras Estados Unidos y varios países europeos han llamado a Minsk a abstenerse de recurrir a la fuerza contra los manifestantes.
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