Internacional

Netanyahu reelecto, palestinos divididos y un arreglo de paz muy lejano

El pasado martes, Israel votó entre renovación y continuidad. El Primer Ministro Bibi Netanyahu enfrentó una nueva coalición opositora, liderada por el comandante (R) Beny Gantz, que prometió un gobierno

El pasado martes, Israel votó entre renovación y continuidad. El Primer Ministro Bibi Netanyahu enfrentó una nueva coalición opositora, liderada por el comandante (R) Beny Gantz, que prometió un gobierno más “eficiente y ético”. Sin diferencias de fondo con el gobernante Likud, se apuntó al desgaste del Premier y las acusaciones judiciales que enfrenta. El mosaico político emergente tras los comicios permite asegurar que será otra vez Netanyahu quien encabezará el próximo Gabinete.

Con Siria destrozada por la guerra civil, el Líbano co-gobernado por el partido islámico Hizbollah -más poderoso que el ejército nacional- y los palestinos enfrentados entre sí, la expectativa de paz se ve muy lejana. A ello se suma la agresiva política de Teherán intentando convertirse en la potencia regional dominante.

Del lado hebreo, Bibi ha ido radicalizando su posición. Con el reforzado apoyo americano del Presidente Trump, que reconoció la soberanía de Israel en las Alturas del Golán -1.200 km2- declaró que no abandonaría “ni un solo poblado israelí en Cisjordania”, incluso los más aislados y sin utilidad estratégica.

Datos clave del estado hebreo

Si nos basáramos en el tiempo y espacio que los medios dedican a Israel, podríamos imaginar que se trata de un estado territorialmente enorme y con decenas de millones de habitantes. No es así, en lo más mínimo. Los motivos del interés que despierta se basan en la historia y su enorme influencia religiosa para Europa y América, a partir de la Biblia.

El país tiene nueve millones de ciudadanos. La religión oficial es el judaísmo (75%); un 17 % practica el islamismo, el 2% adhiere al cristianismo y el 1.7% son drusos. En Haifa, se encuentra la sede mundial de la fe Bahai.

Palestina, reconocida por la UN como estado aunque no lo sea plenamente en el terreno, está dividida en dos zonas gobernadas por grupos antagónicos. En Ramallah tiene su sede el régimen de Abu Mazen, quien controla dictatorialmente -su mandato legal expiró en 2009- el 40% Cisjordania, en la cual vive el 90% de la población musulmana local, calculada en tres millones de personas. Otro millón y medio de palestinos vive en Gaza, una franja costera de 360 km2 que limita con Israel, Egipto y el Mar Mediterráneo, gobernada por Hamás, una organización islámica responsable de sangrientos atentados. Asumió el poder en 2007 y había sido evacuada totalmente por Israel en 2005, por decisión del ex Premier Ariel Sharón.

El laberinto político israelí

El sistema político israelí está sumamente fragmentado, lo cual complica la obtención de una mayoría mínima de 61 legisladores. Los principales partidos que obtuvieron representación parlamentaria el martes último son:

* Likud, con 36 legisladores, es un partido nacionalista, de derecha. Vale destacar que los términos izquierda y derecha, tan difusos hoy, se refieren en Israel a la mayor o menor disposición a realizar concesiones territoriales a los palestinos. El partido aceptó, al menos durante la Administración Obama, un estado árabe-palestino conservando porciones clave de la zona C, en particular el valle del Jordán y Jerusalén.

* Cajol-Laban (Azul y Blanco), logró 35 escaños. Es la nueva coalición opositora encabezada por el Comandante Beny Gantz, un militar prestigioso. Apoya un acuerdo de paz basado en el concepto "dos estados para dos pueblos", a la vez que defiende conservar los principales asentamientos israelíes. Se opone a la influencia de los partidos religiosos en el gobierno.

* Partidos haredim (ultra-ortodoxos): Shas, logró 8 legisladores, es un movimiento religioso sefaradí (descendientes de los judíos expulsados de España) y Iahadut Torá (Judaísmo Bíblico), con 7 bancas, un partido ashkenasí (descendientes de judíos occidentales). Ambos se presentan como defensores de los mandamientos bíblicos y defienden el sistema de yeshivot (centros de estudio religioso), pues en su opinión la observancia estricta constituye la fuerza espiritual que garantiza la protección divina.

* Avodá (Trabajo), de ideología social-demócrata, obtuvo 6 bancas. Hasta 1977 dominó la vida política nacional. En 1994 el Primer Ministro Rabin firmó la paz con el Rey Hussein de Jordania. Acepta la creación de un estado palestino, que incluya Jerusalén oriental como capital.

* Israel Beiteinu (Israel nuestro hogar), 6 mandatos. Entre sus propuestas se destaca realizar un intercambio de territorios y población con los palestinos.

* Unión, logró 6 legisladores. Es un partido nacionalista-religioso que se opone a las concesiones territoriales.

* Meretz , con 4 bancas, es un partido de izquierda, laico y pacifista. Apoya la solución de dos estados y plantea retornar con pequeños ajustes a las fronteras de 1967.

* Kulanu (Todos), 4 legisladores, de ideología centrista pero con gran hincapié en las políticas sociales.

* Partidos étnicos árabes (10 escaños). Son dos agrupaciones, Hadash-Taal y Balad . Defienden los derechos de los ciudadanos musulmanes y apoyan en líneas generales los reclamos palestinos.

Ante este panorama, únicamente Netanyahu puede articular una coalición mayoritaria. A sus 36 legisladores se agregarían partidos afines pudiendo alcanzar una coalición de 66 parlamentarios sobre los 120 existentes. Otra posibilidad, preferida por muchos, es una alianza entre los dos partidos mayores, que sumaría 71 bancas. Para ello, Gantz y Bibi deberían acordar ser rotativamente Premier durante dos de los cuatro años de gobierno. El hecho tiene antecedentes en Israel, aunque en esta instancia política es difícil que se concrete.

La interna palestina y la paz tan lejana

Del lado palestino, el enfrentamiento es diferente. Los choques entre “Al Fataj”, cuyo líder histórico fue Yasser Arafat, y Hamás han sido violentos. Todos los acuerdos para formar un gobierno de unidad han naufragado. El primero firmó en 1993 los Acuerdos de Oslo con Israel, que deberían haber desembocado en un acuerdo de paz definitivo. Su política sin embargo es contradictoria, por un lado coordinan la seguridad con el estado hebreo y por otra pagan altas sumas a las familias de terroristas que cometieron asesinatos. Llaman al boicot a los productos del estado hebreo, pero sus tiendas venden más productos israelíes que jordanos o europeos.

División política de Cisjordania tras los Acuerdos de Oslo

En 2001 y 2008 se rechazaron ofertas de paz que implicaban la entrega del 93% de Cisjordania, realizadas respectivamente por el Premier Barak a Arafat y más adelante por Olmert a Abu Mazen. Difícilmente se le presente a Palestina una oferta similar en el futuro.

La condición básica para negociar la paz es un gobierno palestino de unidad, que supere la división actual. Si ello se logra, el diálogo podría reiniciarse con la discreción imprescindible para lograr un acuerdo. Hoy en día la nueva generación de Al Fataj compite duramente por la sucesión, pues Abu Mazen a los 83 años tiene salud muy frágil.

En Gaza la situación es más grave. Hamás ha reprimido sangrientamente protestas en su contra -hecho más bien ignorado en la prensa-, debido a la extrema pobreza de su población. La ayuda internacional que entra se canaliza hacia la construcción de túneles subterráneos para intentar llegar a Israel, así como la fabricación de armas. A diferencia de Al Fataj, Hamás no acepta ningún acuerdo con Israel y su objetivo es un estado islámico en toda la región.

En síntesis, la paz se ve muy lejana. Israel debe estar dispuesto a cumplir las demandas imprescindibles de Palestina, es decir permitir su continuidad territorial, evacuar decenas de poblados aislados y permitir que Jerusalén oriental sea su capital. Y los palestinos deberán comprender que no se puede negociar cuando fueron derrotados en la guerra como si hubieran triunfado. Ello implica aceptar el control israelí del estratégico valle del Jordán, intercambiar territorios y renunciar al terrorismo. No son objetivos fáciles para ninguno de los pueblos, pero son el único modo de avanzar hacia la paz. Quizás el “Acuerdo del Siglo” elaborado por Washington, cuyo contenido será revelado muy pronto, obre un milagro. Difícil, pero al fin y al cabo es aquí donde se han producido los mayores milagros de la Historia.

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