Los niños noruegos aprenden en la escuela que el país de los fiordos era uno de los más pobres de Europa a principios del siglo XX. De hecho, en 1890 el novelista noruego Knut Hamsun escribía una de sus obras más conocidas, ‘Hambre’, en la que su protagonista narra la miseria en la que vive por no tener trabajo.
Cien años después, la realidad noruega es diametralmente opuesta, aunque no para muchos emigrantes españoles. Con escasa formación y sin dominar idiomas, su objetivo de encontrar empleo se torna casi imposible. Sin trabajo ni dinero para adquirir un billete de vuelta, muchos se ven abocados a mendigar. Y es que, programas de televisión como 'Españoles por el Mundo', han ejercido de <<canto de sirena>> para muchos desempleados, que esperaban cumplir en Escandinavia todas sus aspiraciones.
De hecho, en la Embajada española en Oslo confirman que el número de españoles inscritos prácticamente se ha duplicado desde 2010, habiendo aumentado un 33% sólo respecto a 2011.
Emigrar a otro país nunca resulta sencillo y menos si se trata de un país como Noruega, que con su altísimo nivel de vida que afecta al precio de los alimentos más básicos o de la vivienda, exige una preparación que muchos de estos emigrantes no han previsto. Por poner un ejemplo, el precio de la vivienda media podría oscilar entre los 600 y 1.200 euros, pero al tener que pagar varios meses como fianza, el desembolso inicial no baja de los 4.000 euros.
Noruega tiene una tasa de paro del 2,8%, pero su exigente mercado laboral limita el acceso a las 'tax cards' a muchos emigrantes
Una cantidad desorbitada para muchos desempleados, que funden sus ahorros antes incluso de poder garantizarse el retorno a casa.
Un país de oportunidades
Resulta sencillo entender por qué Noruega se ha convertido en uno de los principales destinos de inmigración para los europeos del sur. Para empezar, sus materias primas -incluyendo petróleo, gas y energía hidroeléctrica- constituyen un activo muy importante. Además, su principal carencia es la mano de obra, ya que con cinco millones de habitantes, posee una de las densidades de población más bajas. Esto provoca que Noruega tenga una tasa de paro del 2,8% y una tasa de desempleo juvenil del 7%.
Los cinco países nórdicos constituyen una de las regiones más prósperas y con mejor nivel de vida del mundo. Noruega, a la cabeza, destaca sobre todo por la gestión eficaz de su riesgo social, poniendo especial énfasis en la inversión en educación y en las prestaciones por desempleo, lo cual revierte en altos niveles de competitividad económica, de cohesión social y de bienestar.
Sin embargo, al quedarse fuera del exigente mercado laboral noruego, muchos de estos españoles no pueden beneficiarse de las ayudas sociales que otorgan las tarjetas de impuestos o tax cards, y acaban frecuentando lugares como el albergue 'Robin Hood' en Bergen, un refugio para gente con pocos recursos, donde en los últimos años se escucha más español que ningún otro idioma.
La reacción noruega a la emigración española
Esta problemática se ha convertido en tema recurrente en Noruega. En los últimos años, los medios de comunicación -poco acostumbrados a ponerle cara a la miseria en sus calles- han dedicado una extensa cobertura a las condiciones en las que viven muchos de estos inmigrantes. Incluso el ministro de Trabajo, si ha tenido que hacer un llamamiento a la mano de obra cualificada extranjera, ha hecho especial hincapié en que, "quien no encuentre trabajo, debe procurarse una forma de volver a su país".
"La crisis económica en Europa ha puesto a prueba la libertad de movimiento, que no está funcionando todo lo bien que debiera"
Con todo esto, la imagen de los españoles puede estar resintiéndose un poco en Noruega, donde también siguen muy de cerca todas las informaciones acerca de desahucios en España. Desde la Embajada española temen que, si esta problemática va a más, puedan incluso darse brotes aislados de racismo, por lo que ya se han puesto medidas para paliar los efectos del paro, como contactar con varias ONG's como Cáritas.
"La crisis económica en Europa ha puesto a prueba la libertad de movimiento", asegura el sueco Peo Hansen, profesor asistente de ciencias políticas en la Universidad de Linköping. "La tendencia que estamos viendo demuestra un aumento de la emigración desde los países en crisis a otros países donde se cree que hay mejores perspectivas. Al final se ven forzados a una vida de nómadas, ya que la libertad de movimiento no está funcionando como se esperaba", concluye.
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