El Gobierno noruego ha cumplido su amenaza y ha sacrificado a Freya, la morsa que habitaba en el fiordo de Oslo y que se había convertido en un atractivo popular. El Ejecutivo nórdico entiende que el animal ponía en peligro a las personas que iban a verla.
El sacrificio del animal ha provocado una gran polémica, ya que son muchos los que no entienden la decisión del Gobierno de acabar con su vida. Los animalistas han criticado la actuación de los veterinarios gubernamentales por no escuchar su propuesta de trasladar a Freya a otras aguas en vez de sacrificarla.
Este peculiar animal se hizo famosos entre los más curiosos por su costumbre de subirse a los yates aparcados en la zona para tomar el sol. Sin embargo el peso de este animal de gran envergadura acabó por hundir más de una embarcación.
Tras varias advertencias del Gobierno noruego, como la de no acercarse a Freya, la noticia del sacrificio mediante eutanasia del animal llegó este domingo, cuando el director el director general de pesca, Frank Bakke-Jensen, anunciase que la decisión de sacrificar al animal se basó "en una evaluación general de la amenaza continua para la seguridad humana", según publicó la BBC.
Incidentes que pusieron al público en peligro
Entre los episodios más destacables se encuentra cuando la policía noruega tuvo que bloquear un área de baño después de que la morsa persiguiera a una mujer que estaba dándose un chapuzón en el agua.
Además, hace ya una semana el Ministerio de Pesca de Noruega publicó una fotografía de un gran grupo de personas, entre los que se encontraban menores, a poca distancia del animal acuático.
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