Un ladrón ha robado en una comisaría de Nueva Zelanda once armas de fuego, varias de las cuales habían sido entregadas a la Policía por ciudadanos en cumplimiento de la nueva normativa de armas aprobada por el Gobierno tras los atentados que acabaron con la vida de 50 personas en dos mezquitas de la localidad de Christchurch el 15 de marzo, según ha informado la propia fuerza de seguridad.
La Policía está buscando al sospechoso del hurto, que se escapó del lugar después de que le viera un agente de Policía en la comisaría de Palmerston North, una localidad en la Isla Norte de Nueva Zelanda. El vehículo con el que huyó fue recuperado posteriormente.
"Once armas de fuego que estaban en una zona de exhibición de almacenamiento están desaparecidas", ha dicho la inspectora interina del Distrito Central, Sarah Stewart, en un comunicado publicado a última hora del jueves.
"Quiero dejar claro que nos armas de fuego de la Policía sino armas que estaban siendo exhibidas o que habían sido entregadas para su destrucción", ha señalado. "Estoy muy preocupada por lo que ha sucedido. Es absolutamente inaceptable", ha subrayado Stewart.
En cumplimiento de la nueva legislación más restrictiva en la posesión de armas aprobada por el Gobierno tras los atentados de Christchurch, perpetrados por un supremacista blanco armados con varias armas semiautomáticas, los propietarios en Nueva Zelanda están entregando a la Policía las armas que han sido prohibidas, principalmente los fusiles automáticos y armas semiautomáticas.
Los ciudadanos tienen hasta el 30 de septiembre para entregar las armas prohibidas en las comisarías de Policía, donde ya se han recibido miles de armas de fuego, algunas incluso antes de la entrada en vigor de la nueva reglamentación más restrictiva.
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