Cuestión de confianza para Olaf Scholz. El convulso escenario en el que está inmerso Alemania desde hace semanas culmina este lunes con la votación a la que se enfrenta el canciller en la Cámara Baja del Bundestag. El resultado, previsiblemente sin esperanzas para el dirigente alemán, situará al país más cerca las elecciones ancitipadas, previstas para el próximo 23 de febrero.
Así, esta jornada -está previsto a partir de las 16.00 horas-, el Parlamento vota la moción de confianza presentada el pasado miércoles por el canciller. Tras una intervención de Scholz y una ronda de respuestas, los 736 diputados de la Cámara rechazarán, previsiblemente, con sus votos, la moción.
Desde que a principios de noviembre Scholz decidió despedir al ministro de Finanzas y jefe del partido (FDP) liberal, Christian Lindner, el canciller perdió la mayoría de la que disfrutó en el Bundestag su coalición, formada por socialdemócratas, liberales y ecologistas. La despedida de Lindner del Gobierno provocó la salida de los otros ministros liberales del tripartito y la del FDP de la coalición que ha dirigido el Ejecutivo en los últimos tres años.
Sin los liberales ni los ecologistas, la mayoría de los diputados del Parlamento germano votará en contra de la permanencia del canciller socialdemócrata en el poder. Este solo contará, a priori, con los votos a favor de SPD y de Los Verdes, que suman 207 y 117 escaños, respectivamente. Es decir, 324 en total. Para salvar la moción, Scholz debería lograr los votos de 367 diputados.
IMAGEN: Scholz firma la moción de confianza. EFE.
Si, como todo apunta, Scholz pierde la moción de confianza, este planteará al presidente del país, Frank-Walter Steinmeier, la disolución del Bundestag. Entonces, el reloj empezará a correr, contando un plazo de 21 días para hacerlo. Según establece la Ley Fundamental, una vez que el presidente disuelva el Parlamento, la cita con las urnas debe producirse en los siguientes 60 días.
Los cristianodemócratas, favoritos en las encuestas
El canciller alemán descartó el pasado jueves la posibilidad de convertirse en vicecanciller -como ya fue con Angela Merkel- en un Gobierno de coalición de su Partido Socialdemócrata (SPD) con los conservadores de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que encabezan las encuestas. "No lo haría", dijo Scholz en una entrevista con la emisora Deutschlandfunk, al ser preguntado si accedería a ser el 'número dos' en un Ejecutivo liderado por Friedrich Merz, el candidato democristiano a la cancillería. "Pero de todas formas estoy luchando por convertirme de nuevo en canciller", añadió.
Considerada la locomotora de Europa, Alemania coquetea con la recesión técnica por los problemas de su industria, concretamente en el sector del automóvil.
De cara a esos comicios, las encuestas sitúan como favoritos a los cristianodemócratas, a los que el rotativo 'Bild am Sonntag' atribuye en un sondeo el 31% de la intención de voto. El mismo estudio, concede a la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) la segunda posición, con un 20% de los sufragios y, tras estos, SPD, con el 17%; Los Verdes, con el 11%; Alianza Sahra Wagenknecht, con un 8%; y del FDP, con el 5%.
Crisis políticas en la Unión Europea
La cuestión de confianza de Scholz se produce en un contexto con varios países de la una Unión Europea más debilitados, como es el caso de Francia y la reciente salida de Michel Barnier y nombramiento de François Bayrou como primer ministro. En el país germano, la crisis política aterriza con una economía que prevé cerrar el año en plano.
Considerada la locomotora de Europa, Alemania coquetea con la recesión técnica por los problemas de su industria, concretamente en el sector del automóvil, una situación que podría verse agravada más adelante si finalmente Donald Trump cumple con su promesa de establecer aranceles a todos los productos exportados tras su llegada a la Casa Blanca. Desde Bruselas, sin embargo, confían en un repunte de la actividad económica.
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