La oferta del presidente francés, Emmanuel Macron, de acuerdos de coalición o puntuales para solventar la parálisis legislativa tras la pérdida de la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional recibió este jueves una respuesta similar: ningún partido quiere darle un cheque en blanco. Los representantes de todas las formaciones de oposición exigieron al presidente gestos para respaldar sus leyes, un día después de que, en un discurso solemne a la nación, el presidente les tendiera la mano para superar divisiones frente a la fragmentación parlamentaria surgida de las legislativas del pasado domingo.
Con más o menos contundencia, los miembros de la oposición pidieron a Macron que renuncie a parte del programa con el que fue reelegido en abril porque consideran que ha quedado desacreditado dos meses más tarde con la pérdida de la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Macron apeló a "superar las diferencias políticas" para "construir compromisos nuevos" que permitan encontrar "una mayoría más amplia", basada en un acuerdo de coalición o en pactos puntuales. Pero acompañó esa mano tendida de una advertencia, la de "no perder la coherencia del proyecto que los franceses eligieron en abril pasado".
Esta última parte ha suscitado el rechazo generalizado de los representantes de la oposición, que consideran que para romper la parálisis es necesario que el grupo del presidente renuncie a algunas de las propuestas de su programa para mantenerse en el Elíseo.
"No se puede cambiar de método sin mover una coma de su proyecto", advirtió en la radio France Inter el ultraderechista Jordan Bardella, que insistió en que debe ser el presidente quien acepte propuestas de la oposición porque ha perdido su mayoría absoluta.
Algo similar dijeron desde La Francia Insumisa. El diputado François Rufin señaló en la televisión BFMTV que Macron "ya no tiene legitimidad para aplicar su programa". Otras formaciones fueron más moderadas, pero también hicieron notar que el presidente tiene que negociar si quiere lograr los pactos que le permitan salvar la legislatura.
No al "mercadeo" de votos
Es el caso de Los Republicanos, la derecha tradicional, que lograron 61 diputados, suficientes para apuntalar la mayoría del presidente. Pero aseguran que no venderán su apoyo a cambio de nada. Olivier Marleix, nuevo presidente del grupo parlamentario de los conservadores, avisó que no se prestarán a un "mercadeo" de votos, pero se dijo dispuesto a estudiar "caso a caso" su posible apoyo a las propuestas gubernamentales.
En ese grupo puede encontrar Macron el respaldo suficiente para sacar adelante su controvertida reforma de las pensiones que prevé un retraso de la edad mínima de jubilación de los 62 actuales hasta los 65 años y que, para algunos analistas, causó su caída en las urnas.
"Si Macron se mantiene en su proyecto, será el responsable del bloqueo de Francia", aseguró la socialista Valérie Rabault, durante un tiempo candidata al puesto de primera ministra que finalmente recayó en Elisabeth Borne. Los socialistas están abiertos a negociar medidas en favor de los más desfavorecidos frente a la subida de los precios y a negociar una subida del salario mínimo.
Frente a las exigencias de la oposición, la portavoz del Gobierno, Olivia Grégoire, se mostró conciliadora y apeló al diálogo. En declaraciones a la radio France Info, Grégoire negó que el presidente lanzara un ultimátum a la oposición y consideró "lógico" que los partidos tengan exigencias.
"Estamos al principio del camino, no al final", aseguró la portavoz, después de que en su discurso Macron asegurara que esperaba los primeros movimientos políticos a su regreso de la cumbre de Bruselas previsto para mañana a última hora.
La portavoz del Ejecutivo matizó que la mano tendida por el presidente se dirigía a todos los partidos, pero que no contemplan pactar ni con la ultraderecha de Marine Le Pen ni con la extrema izquierda de Jean-Luc Mélenchon, las dos principales fuerzas de la oposición.
Estas dos formaciones, casi empatadas en número de escaños, se disputarán en los próximos días la presidencia de la poderosa comisión de finanzas de la Asamblea Nacional, que tradicionalmente recae en el primer partido de la oposición. Ambas afirman que optarán a ese cargo y será el partido de Macron quien decida en quién recae.
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