Muchos de los OVNIs que el público vio en el cielo a mediados del siglo pasado eran en realidad aviones espías de alta cota. La Guerra Fría y la falta de satélites precisos obligó a Estados Unidos a adentrarse en el espacio aéreo de la Unión Soviética con esta clase de aviones, que tenían unas prestaciones extraordinarias para la época.
El 29 de diciembre, responsables de la CIA dijeron lo siguiente a través de Twitter: "Lo más leído en nuestro índice de lo mejor de 2014: ¿informes de actividad inusual en los cielos en los años 50? Fue asunto nuestro". Junto al tuit se incluía un PDF sobre el Programa del avión secreto U-2 y la CIA, desde 1954 hasta 1974, un informe sobre el avión espía tripulado U-2 de los Estados Unidos, escrito por historiadores de la agencia y publicado en 1998.
#1 most read on our #Bestof2014 list: Reports of unusual activity in the skies in the '50s? It was us.http://t.co/BKr81M5OUN (PDF 9.26MB)
— CIA (@CIA) December 29, 2014
En ese documento se señala que "las pruebas de gran altitud del U-2 pronto dieron lugar a un efecto secundario inesperado, un enorme aumento en los informes de objetos voladores no identificados (OVNIs)".
A mediados de la década de 1950, la mayoría de los aviones de pasajeros comerciales volaban a altitudes de entre 10.000 y 20.000 pies (3.048 a 6.096 metros). Pero una vez que los U-2 comenzaron a volar a altitudes mucho más altas -por encima de 60.000 pies (18.288 metros)- "los controladores aéreos comenzaron a recibir un número creciente de reportes de OVNIs", explica el informe, según Europa Press.
Los pilotos de aerolíneas también escribieron cartas a la Unidad de la Fuerza Aérea en el Comando Aéreo para el Desarrollo Wright en Dayton, Ohio, un grupo encargado de investigar fenómenos OVNI. "Esto, a su vez, condujo a la Operación Blue Book de la Fuerza Aérea. Con base en Wright-Patterson, la operación recoge todos los informes de avistamientos de OVNIs", señala el documento.
En la década de los 50 "los controladores aéreos comenzaron a recibir un número creciente de reportes de OVNIs"
Funcionarios de Blue Book llamaban regularmente a la CIA para ayudar a los investigadores a eliminar la mayoría de informes sobre OVNIs, explica el documento, "aunque no podían revelar a los remitentes la verdadera causa de los avistamientos de OVNIs."
Escépticos y creyentes desconfían
Según informa Space.com, el tuit de la CIA ha provocado su propia oleada OVNI: Varios analistas cuestionan la afirmación de la CIA de que los vuelos del U-2 realmente causarán el incremento en los avistamientos de ovnis.
"Algo que ha logrado la información de la CIA es que ha unido a los escépticos y a los defensores de los OVNI en proclamarla como falsa", escribió el escéptico con los OVNI Robert Sheaffer en un blog la semana pasada. "Podríamos estar de acuerdo en poco más, excepto en que esta afirmación no tiene sentido."
Los archivos del Proyecto Libro Azul son ahora registros públicos permitiendo que cualquiera pueda comprobar cuándo y dónde se reportaron avistamientos
Sheaffer explica que los archivos del Proyecto Libro Azul son ahora registros públicos permitiendo que cualquiera pueda comprobar cuándo y dónde se reportaron avistamientos. "La conclusión es: No hay absolutamente ninguna correlación entre los tiempos y lugares de los informes de los OVNIs y y los vuelos del U-2", escribió.
Una opinión similar acerca de la afirmación de la CIA es la del analista de fotos de OVNIs Bruce Maccabee, que analizó los datos y concluyó que la explicación de la CIA es "absurda". Las estadísticas "no apoyan la afirmación de que hubo un gran aumento en los avistamientos por la población, los pilotos y los controladores aéreos, una vez que el avión U-2 comenzó a volar," escribió en un reciente post.
Sheaffer también sostiene que "la alegación de la CIA de que los vuelos del U-2 llevaron a la creación del Proyecto Libro Azul no se sostiene", porque era anterior en varios años a los vuelos del U-2.
El U-2 sigue volando después de tantos años, a pesar de los avances en la tecnología de los aviones robóticos, que han llevado al despliegue de aviones no tripulados de vigilancia, tales como el Global Hawk de Estados Unidos.
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