Pablo Ibar ha dejado atrás el corredor de la muerte. Tras 16 años en él y una repetición del juicio que le condenó a pena de muerte, el hispanoamericano se aferra ahora a una última oportunidad para liberarse de los grilletes y barrotes con los que convive desde el año 2000.
Según ha podido saber Vozpópuli, el horizonte judicial de Ibar pasa por una nueva apelación, en la que ya están trabajando sus abogados, que le permita repetir el juicio. Tiene que presentarse en el Tribunal de Apelaciones del Cuarto Distrito de Florida. De aceptar el recurso, sería la segunda vez que se repetiría. Si hubiese sido condenado a muerte la apelación se haría directamente al Tribunal Supremo del estado norteamericano, donde recaería en caso de no prosperar.
"Una de las buenas noticias es que ya no puede ser condenado a muerte", explica el portavoz de la Asociación Pablo Ibar, Andrés Krakenberger. Esto es porque, según la Justicia de Florida, no le podrían poner la misma pena dos veces por el mismo delito.
Hechos
Ibar fue detenido el 14 de julio de 1994 en Miami por allanamiento de morada y robo, delitos por los que fue condenado a ocho años de cárcel. El 8 de agosto de ese año fue acusado del triple crimen cometido en Miramar, pese a que éste siempre defendió su inocencia y aseguró que esa noche había estado con su novia, Tanya Quiñones, con la que posteriormente se casó.
El primer juicio fue declarado nulo por falta de acuerdo del jurado, el segundo aplazado, pero en el año 2000 se le consideró culpable y fue condenado a muerte. Tras los recursos de la defensa, en 2016 el Tribunal Supremo de Florida anuló la condena a pena capital y ordenó repetir la vista oral.
Su día a día
El día a día de Pablo Ibar ha cambiado. El hispanoamericano se encuentra ahora mismo en el centro penitenciario de Broward County, enfrente del tribunal que lo ha juzgado. En los próximos días pasará a una cárcel intermedia donde será sometido a diversas evaluaciones para decidir cuál será su destino final, donde en teoría debe pasar el resto de sus días.
Ibar pasará de vivir en una celda de dos por tres metros a tener más beneficios penitenciarios. Podrá salir al patio con más asiduidad, tener contacto con otros presos durante más tiempo o incluso estudiar. Como dijo el periodista Nacho Carretero, que ha escrito un libro sobre el caso, Ibar podrá hacer "algo mínimamente parecido a vivir".
Pablo Ibar no tiene que volver a una celda de 2x3 esperando a ser ejecutado mientras le impiden desarrollar actividad alguna. Podrá ahora estudiar o trabajar mientras sigue luchando por su inocencia. Hacer algo mínimamente parecido a vivir. No es poco. https://t.co/BMOEjFm4l4
— Nacho Carretero (@NachoCarretero) May 23, 2019