Internacional

El papa Francisco deja Cuba y el régimen le recuerda que vigilará sus pasos en EEUU

A pesar de no hacer menciones directas al régimen político, Francisco ha lanzado varios mensajes entre líneas: "El servicio al pueblo no debe ser algo ideológico, sino que debe servir a las personas". Asimismo, los católicos han podido disfrutar de un ambiente más abierto durante estos tres días.

Lo decía Granma y todas las publicaciones de la Cuba oficial tras la visita de Jorge Bergoglio a Fidel Castro, el comandante de la revolución. “El próximo martes, el papa Francisco iniciará un viaje a través del país que más oro y riquezas acumula en el mundo. Nuestro pueblo, observará con dignidad y respeto, cada palabra que allí se pronuncie con la esperanza de que todavía la humanidad será capaz de preservar la paz y la supervivencia”.

Con este mensaje­ -y también lo hubiera hecho sin él- el papa no ha hecho una mención especial directa a la situación política durante su viaje de tres días a Cuba. “Ni el papa ni nadie de los que ahora están en el poder va a lograr que mis problemas terminen”, decía la camarera de un bar cercano al Hotel Nacional tras escuchar las primeras palabras de Francisco al pisar La Habana.

A la camarera no le sirven ya las palabras, ni las promesas, ni nada que no sea cómo llegar a final de mes con el dinero que recibe. Y eso que ella es una privilegiada porque trabaja para extranjeros y las propinas, en pesos convertibles, la transforman en una privilegiada. El resto de Cuba no vive en la miseria, pero convive con la pobreza que lleva a sus habitantes a pelear para salir adelante y ‘distraer’ al Estado todo lo que puede para subsistir.

Los Castro tuvieron tiempos duros con la Iglesia, pero ahora se encuentran a gusto hablando con papas y la jerarquía católica

En los baños de los hoteles de La Habana han puesto llave en los lavabos para que los paisanos no entren a robar el papel higiénico. Aunque la vigilancia no permite acceder a los nacionales salvo que se trate de músicos o personal del centro.

El papa Francisco sí que ha lanzado estos días algunas frases que quien quiera leer entre líneas puede saber qué piensa de Cuba. Citó a José Martí, el padre de la independencia cubana, cuando señaló que ha muerto el sistema de dinastías y grupos. “¿Quién se atrevería en el régimen a desmentir al héroe de la patria?”, decía un colega español en la sala de prensa.

También en otro de sus discursos habló de que el servicio (se entendía que el Gobierno) no debe ser algo ideológico y añadió que se debe servir a las personas no a las ideologías. Este tipo de viajes está preparado al milímetro y la diplomacia vaticana no se aparta un pelo, aunque el que lo suele hacer es el propio Papa pero no en cuestiones de Estado.

Pero Francisco sabe que con la bronca no lograría nada y sí con el diálogo. Los Castro y el régimen tuvieron tiempos duros con la Iglesia, pero ahora se encuentran a gusto hablando con papas y la jerarquía católica. El papel de Francisco en el restablecimiento de relaciones  con EEUU nunca se olvidará en el país, por mucho que los vecinos de Miami protesten.

El papel del cardenal Ortega

El cardenal Jaime Ortega, un hombre fundamental en la historia de la Iglesia del país y también de Cuba, pidió en el año 2010 que se terminara el acoso contra las Damas de Blanco. Se excarcelaron entonces a más de 120 personas y se inició el diálogo que no ha parado, aunque es a ritmo cubano, es decir terriblemente lento y farragoso.

Las palabras de Ortega recuerdan mucho a las del cardenal Tarancón cuando Franco agonizaba

Ortega es un hombre respetado por el régimen. Es una especie de Tarancón. En la misa de la Plaza de la Revolución habló delante de Raúl Castro de paz y reconciliación. Sus palabras recuerdan mucho a las que escuchábamos a Justicia y Paz o al propio cardenal Tarancón cuando Franco agonizaba y España pedía democracia.

Desde hace años la iglesia es un interlocutor para el Gobierno. Los comunistas han permitido, siempre vigilantes, que celebren sus actos, incluso que salgan procesiones a la calle, algo impensable en los tiempos de los barbudos.

Un documento de la Iglesia oficial cubana habla de "las duras pruebas del pasado reciente, en las cuales tomaron parte tanto obispos como sacerdotes religiosos y especialmente los laicos, cuyo testimonio diario en ambientes no siempre acogedores ha servido para mantener y estimular la esperanza de esta iglesia. La Iglesia no guarda rencores ni mira con nostalgia al pasado”.

En 1957 cuando el pueblo se levantó contra la dictadura de Batista había en Cuba 670 sacerdotes y el 72 por ciento de la población decía ser católica. Pero las cosas cambiaron cuando Castro y los suyos montaron un régimen comunista. Se expulsó a 131 sacerdotes en 1961, incluido el obispo auxiliar monseñor Eduardo Boza. Se presionó a otros a que abandonaran el país y los seminaristas que estudiaban fuera del país no fueron autorizados a regresar. Quedaron 200 sacerdotes en la isla.

El papa les ha mostrado estos días a sus católicos su admiración por su trabajo en un ambiente poco favorable. Las dificultades han hecho que los laicos, ante la falta del clero, hayan mantenido su religión haciendo sus oficios en casas particulares.

La Iglesia cubana estudia pedir una licencia de radio dentro de un régimen que se mueve despacio y reprime rápido

Hoy ya se habla de que la Iglesia estudia pedir una licencia de radio dentro de un régimen que se mueve despacio y reprime rápido. Ya hay en Cuba 359 sacerdotes y 152 comunidades religiosas femeninas y 71 masculinas, muchas de ellas con españoles, como el dominico Manuel Uña que forma a profesionales para el futuro cubano.

Hace unos días nos contaba que tiene 600 plazas para estudiar inglés y le han solicitado la inscripción 2.500 personas. “Este pueblo tiene futuro”, decía este hombre de más de 80 años que llegó en los años 80 y se siente como en casa.

Ayer, el régimen y los cubanos despidieron al papa que comienza su visita a EEUU. El Gobierno se ha volcado y se ha movilizado para que los católicos puedan expresarse delante de su líder. “Ahora solo falta que nos dejen ser libres de verdad a todos”, decía muy pesimista uno de ellos que ha trabajado para que la visita fuera un éxito.

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