Francia está en estado de euforia y de alerta ante de la inauguración oficial de los Juegos Olímpicos. Euforia por una ceremonia de apertura espectacular e inédita; alerta por las amenazas de todo tipo, desde el terrorismo a la delincuencia local, o las posibles manifestaciones de distinto índole contra el mayor evento deportivo internacional.
“Todo está preparado”, aseguran las autoridades políticas y policiales, para que los atletas, los espectadores y los invitados políticos de todo el mundo puedan disfrutar sin sobresaltos y en plena seguridad de la fiesta deportiva. Pero el contexto geopolítico, en especial el conflicto entre Hamás e Israel y la guerra de Rusia contra Ucrania, además de la permanente amenaza de organizaciones islamistas sobre Francia, llevan a definir estos Juegos como los más vigilados de la historia olímpica.
Por si fuera poco, los organizadores han ideado una fastuosa ceremonia de apertura sobre el río Sena. En diferentes plataformas flotantes, las 206 delegaciones de atletas y artistas desfilarán durante seis kilómetros siguiendo el cauce fluvial en pleno centro de la capital francesa, ante la mirada de 326.000 espectadores situados en las dos orillas y otras 200.000 agolpadas en las terrazas privadas de los habitantes del corazón de París. Atención especial recibirán los 160 jefes de Estado extranjeros que asistirán a la gala de apertura.
El espectáculo será visto a través de la televisión por más de mil millones de personas en todo el mundo, lo que obliga también a evitar el más mínimo incidente que pudiera dar una imagen desastrosa de Francia. “La gran exposición mediática puede tener un efecto galvanizador en ciertos perfiles radicales”, advierte el ministro del Interior, Gerald Darmanin.
Más de 45.000 miembros de la policía y la Gendarmería nacional (cuerpo militarizado), las fuerzas especiales de ambas instituciones - el Raid y el Gign-, y 10.000 militares integrados en la “Operación Centinela” desde hace años, estarán presentes desde el inicio oficial de los Juegos, a las 19.30 de la tarde del viernes, pero no solo en la capital, sino en las diferentes ciudades donde se celebrarán pruebas deportivas.
Estado Islámico: “Los juegos olímpicos de los lobos solitarios han comenzado”.
Las autoridades han previsto la respuesta a todo tipo de situaciones, desde la toma de rehenes al ataque con productos químicos, pero, como ha ya ocurrido en recientes ocasiones en diferentes países, el terrorista individual es el caso más complicado a pesar de un dispositivo de seguridad masivo.
La publicación del llamado “Estado Islámico”, “Al Adiyat”, ya ha lanzado su amenaza: “Los juegos olímpicos de los lobos solitarios han comenzado”. El terrorismo islamista es la principal preocupación del gobierno. Desde 2012 Francia ha sido objeto de 75 atentados invocando a Alá, como consecuencia de los cuales han perdido la vida 273 personas. Pero antes de esa fecha, los policías y los periodistas más veteranos recuerdan también los crímenes de facciones radicales palestinas en los años 80 y las bombas de grupos islamistas argelinos en París, una década más tarde.
En los últimos meses, unos sesenta imanes radicalizados han sido expulsados hacia sus países de origen. Más de 5000 islamistas están bajo especial vigilancia tras ser fichados como individuos peligrosos, capaces de participar en acciones terroristas.
“Una diana en la espalda de los atletas de Israel”
La tregua olímpica que el presidente Emmanuel Macron ha pedido a las fuerzas políticas no ha sido respetada. Diferentes organizaciones francesas han llamado al boicot de Israel. Pero la actitud más grave y peligrosa ha sido protagonizada por miembros de “La Francia Insumisa”, el partido liderado por Jean-Luc Melenchón. Uno de ellos, el diputado Thomas Portes, conocido por sus posiciones anti-Israel y antijudías, ha llamado a utilizar los Juegos como palanca de movilizaciones contra los atletas israelíes.
Portes y otros miembros de la extrema izquierda son militantes de la “causa palestina” y han sido recibidos o han acogido en Francia a dirigentes de Hamás y otros grupos terroristas palestinos.
El ministerio francés de exteriores ha calificado las declaraciones de Portes como “irresponsables y peligrosas”. Portes, que afirmó que los atletas israelíes no son bienvenidos, pide que el himno y la bandera de Israel sean ocultados durante la cita deportiva.
Los deportistas de Israel tendrán protegidos durante 24 horas por las fuerzas especiales de la Gendarmería. El presidente del CRIF (Consejo representativo de las instituciones judías de Francia), Jonathan Arfi, ha acusado al diputado melenchonista de “poner una diana en la espalda de los atletas de Israel”.
Desde los pogromos del 7 de octubre en Israel, los actos antisemitas en Francia han aumentado en un 1000 por ciento. Con sus declaraciones, Thomas Portes sabía que los atentados palestinos contra deportistas israelíes en los Juegos de Munich de 1972 iban a ser inevitablemente recordados.
En contexto de la situación en Oriente Próximo ha sido y quizá va a seguir siendo utilizado también por activistas al servicio del Kremlin, según denuncian las autoridades francesas. Varios individuos de nacionalidad moldava pagados por Moscú, según reconocieron, ya han participado en los últimos meses en acciones tendentes a crear un ambiente de crispación entre franceses musulmanes y la comunidad judía francesa. El miércoles pasado un video que circulaba en las redes sociales en el que un supuesto miembro de Hamás anunciaba “ríos de sangre en las calles de París” fue identificado en realidad como obra de internautas rusos. Una “calumnia”, según Moscú, que acusa a Francia de instigar una “histeria rusófoba”, como el caso del supuesto terrorista detenido en un hotel de París en cuya habitación se encontró un carnet del FSB, el servicio federal de seguridad de la Federación rusa.
El ministro del Interior y el Prefecto de policía de París, Laurent Núñez, no olvidan otro tipo de amenazas, como los grupos de ultraizquierda y ecologistas radicales que preparan acciones de sabotaje y manifestaciones salvajes, según han anunciado en las redes.
Otro aspecto que genera preocupación es la delincuencia local. Una turista australiana ha denunciado la semana pasada haber sido víctima de una violación grupal en la capital. Los robos y los timos a turistas se hacen más sofisticados Y todo ello, sin olvidar a los habituales “perturbados mentales”, como los que acuchillaron también la pasada semana a un militar y a un policía en pleno centro de París. Cientos de cámaras “inteligentes” instaladas sobre drones vigilarán las calles, pese a la habitual protesta de organizaciones que denuncian el “peligro de control ciudadano”.
Parisinos y turistas enjaulados
¿París en estado de sitio? El perímetro de seguridad diseñado para la protección de atletas, espectadores y turistas induce a responder positivamente a esta pregunta. Las autoridades han dividido el centro de París en dos zonas donde el acceso será controlado con códigos QR como los utilizados durante la epidemia de Covid. Para evitar la entrada libre en las zonas restringidas se han instalado 44.000 barreras metálicas de dos metros de altura, lo que ha llevado a muchos parisinos y visitantes a “sentirse enjaulados”.
En ambos sectores la circulación de automóviles será prohibida, lo que unido a la ya caótica circulación en la capital está creando ya problemas a turistas y, especialmente, a comercios y hoteles. Organizaciones profesionales de estos ramos se quejan de un descenso sin precedentes de la frecuentación, que cifran en un 30%. El gobierno ha prometido que serán indemnizados.
En Francia, no podía faltar para esta gran ocasión el protagonismo de los sindicatos, pobres en militantes pero fuertes en capacidad de bloqueo. Las organizaciones sindicales, a pesar de haber obtenido ya sustanciosas primas en diversos sectores, como el transporte, justifican ahora sus amenazas en la negativa de Macron a nombrar un jefe de gobierno de izquierda, cuya alianza electoral integrada por “La Francia Insumisa”, comunistas, socialistas y ecologistas, obtuvo una mayoría minoritaria tras las legislativas del 7 de julio. Para el presidente la política interna queda en suspenso hasta el final de los Juegos.
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