"Es el peronismo, estúpido". El movimiento que lleva 80 años permeando la vida política del país volvió a sacar a relucir su músculo ante el miedo a lo desconocido en las elecciones generales celebradas este domingo, en las que su candidato, Sergio Massa, no solo pasó a la segunda vuelta frente al libertario Javier Milei, sino que además fue el más votado, contra casi todas las encuestas.
El desde hace un año ministro de Economía en el Gobierno del peronista Alberto Fernández, con una inflación interanual que trepó en septiembre al 138,3% -el doble que cuando asumió el propio Massa-, un nivel de pobreza del 40,1% y una brecha cambiaria superior al 200%, apenas pagó por estos datos.
Frente al 21,43% que obtuvo en las elecciones primarias, Massa creció hasta un 36,61%, lo que sugiere que ha sabido nutrirse de buena parte de los votantes del ala más centrista de la oposición, representada en las PASO por Horacio Rodríguez Larreta -el rival en la interna macrista de Patricia Bullrich-. Massa acabó así más de 6,6 puntos por encima de Milei después de que este pateara el tablero político argentino en agosto pasado al erigirse, también contra las encuestas, en el líder más votado.
El libertario y economista definió este domingo como "un día histórico" por haber logrado, en sólo dos años de existencia de La Libertad Avanza, colarse en un ballotage presidencial. "Si todos los que queremos un cambio no estamos juntos nos hundimos. O cambiamos o nos hundimos", incidió, pidiendo el apoyo a los votantes de Bullrich para "disputar el poder a lo más nefasto que dio la historia moderna", el kirchnernismo, del que dijo que "es lo peor que le ha pasado a la Argentina".
Bullrich ha rechazado apoyar a Massa asegurando que no es ella "quien va a a facilitar que vuelva al poder quien ha sido parte del peor Gobierno de la historia reciente de Argentina".
En efecto, Milei puede aspirar a más atendiendo a los votos que sacó la candidata más a la derecha dentro del macrismo, Patricia Bullrich: si el libertario logra captarlos, será Presidente en noviembre. No será fácil, pero hay pistas: el padrino de Bullrich, el propio Mauricio Macri, lleva ya tiempo coqueteando con el libertario. "Es un gran representante de la Argentina. Me gustaría que forme parte de mi Gobierno", dijo del expresidente el propio Milei.
Por lo pronto, el gran triunfador de esta primera vuelta ha sido Sergio Massa. El camaleónico abogado y exjefe de gabinete de Cristina Kirchner reiteró una idea repetida a lo largo de la campaña, la de convocar "un Gobierno de unidad", y afirmó que, con él, "la grieta se acabó" a partir del 10 de diciembre, cuando debe asumir el próximo presidente de Argentina.
Massa resurge y Bullrich, abocada a ceder
Sin la presencia en los festejos ni del presidente, Alberto Fernández, ni de la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, el discurso del ministro de Economía sonó a pasar la página del kirchnerismo -el ala del peronismo vinculado al fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007) y la exmandataria (2007-2015), al que él mismo llegó a oponerse y que le llevó a crear el Frente Renovador-, tan denostado y criticado por sus oponentes electorales. Sin embargo, es una realidad que ha necesitado de él: su vice, Agustín Rossi, es quizá lo más cercano al liderazgo del kirchnerismo duro en la política nacional al margen de CFK.
Sin duda, la gran perdedora en estos comicios fue la candidata de Juntos por el Cambio, Patricia Bullrich, quien no fue capaz de retener el 28% de votos que logró su formación en las primarias -cuando la exministra de Seguridad compitió con el alcalde de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta-, pese a contar con ocho gobernadores provinciales y ganar en 2021 las últimas elecciones legislativas.
Tras insistir en defender sus "valores", pese a no haber logrado el objetivo cumplido, la exintegrante del gabinete de Mauricio Macri (2015-2019), que cerró este domingo con un 23,84%, dijo que "el populismo ha empobrecido al país".
"No soy yo quien va a venir a facilitar que vuelva al poder quien ha sido parte del peor Gobierno de la historia reciente de Argentina", rechazando así apoyar a Massa, pero al mismo tiempo evitando explicitar su respaldo a Milei.
El peronismo tuvo su segunda victoria de la noche -y también fundamental- al retener el Gobierno de la provincia de Buenos Aires, la más poblada de Argentina e histórico bastión electoral de esa formación política.
Con el 96,43% de las mesas de votación escrutadas, el gobernador de la provincia y aspirante a la reelección, Axel Kicillof, obtuvo el 44,87% de los votos en unos comicios donde -a diferencia de las elecciones presidenciales- el triunfo se logra por mayoría simple. Kicillof relegó al segundo lugar a Néstor Grindetti (26,62%), de Juntos por el Cambio (centroderecha).
Mientras tanto, el Gobierno de la capital del país, la Ciudad de Buenos Aires, quedó sin definir y pendiente del escrutinio definitivo que comenzará el martes. El candidato del centro derecha, Jorge Macri, quedó a pocas décimas del logro, pues obtuvo 49,62%, mientras que el peronista Leandro Santoro sumó 32,20 %. Si se confirma que el centroderechista no llega al 50%, habrá segunda vuelta.
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