El enfrentamiento abierto entre el primer ministro conservador luso, Pedro Passos Coelho, y su dimisionario socio de Gobierno, el democristiano Paulo Portas, tiene a Portugal en vilo mientras la oposición reclama elecciones anticipadas.
La crisis política abierta el martes por la petición de dimisión de Paulo Portas como ministro de Exteriores sigue abierta después de que Passos Coelho rehusara aceptarla y se mostrara dispuesto a llegar a un entendimiento que garantice la viabilidad y la mayoría absoluta de la coalición.
Los dirigentes del Centro Democrático Social Partido Popular (CDS-PP) de Portas celebran hoy una reunión para analizar la situación mientras el líder de la oposición, el socialista António José Seguro, se reúne con el jefe del Estado, el conservador Aníbal Cavaco Silva, al que le pidió una audiencia urgente. Éste exigió ayer -junto al resto de la oposición de izquierda y los sindicatos- la disolución del Parlamento y la convocatoria de elecciones anticipadas, un tema que estará encima de la mesa durante su reunión con el presidente luso, según fuentes socialistas.
El primer ministro, por su parte, anunció ayer en una intervención televisada al país que mantiene su viaje hoy a Berlín para participar en la cumbre sobre el empleo joven en la Unión Europea (UE) pese a la crisis política que vive su país.
La inesperada renuncia de Portas se produjo apenas 24 horas después de que el ya ex ministro de Finanzas luso Vítor Gaspar anunciase también su dimisión, aunque en este caso se especulaba con su salida desde hacía meses. Fue precisamente la sustitución de Gaspar por la hasta ahora secretaria de Estado del Tesoro, Maria Luís Albuquerque, la gota que colmó el vaso para Portas, quien acusó al primer ministro de aprobar su nombramiento sin consensuarlo con su socio de Gobierno.
"Esta decisión supone seguir un camino de mera continuidad, que respeto pero con el que no estoy de acuerdo", subrayó el dimisionario en un comunicado difundido mientras la nueva ministra asumía el cargo en la Presidencia de la República.
"A lo largo de estos dos años protegí hasta el límite de mis fuerzas el valor de la estabilidad. Sin embargo, la forma como reiteradamente toma las decisiones este Gobierno hace prescindible mi contribución", aseveró el líder de los democristianos lusos.
Nueva visita del FMI
Los dos socios del Ejecutivo han hecho públicas sus divergencias sobre el alcance de las políticas de austeridad, agudizadas con la preparación de una reforma del Estado, para reducir sus costes, que piden a Portugal la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI) como parte de los compromisos de su rescate financiero.
Esta reforma, que tiene por objetivo lograr un ahorro del gasto público equivalente a 4.700 millones de euros, podría incluir -además de reducción de funcionarios y recortes salariales- un nuevo impuesto sobre las pensiones que el CDS-PP quiere evitar a toda costa. La inestabilidad política que vive ahora Portugal se produce a sólo doce días de que los técnicos de la UE y el FMI realicen una nueva visita a Lisboa para evaluar el cumplimiento del programa de ajustes vinculado a su préstamo, de 78.000 millones de euros.
En el último informe, el FMI alertó de la ruptura del consenso en torno a las medidas de austeridad en Portugal que el organismo considera imprescindibles para que el país salga de la crisis y no necesite un segundo rescate.
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