Carlos Felipe Arturo Jorge Windsor, coronado el pasado sábado como Carlos III, rey de Inglaterra, ya cuenta con su primer retrato oficial. El encargado de tomar la instantánea que capta al monarca tras su coronación fue el fotógrafo Hugo Burnand, quien también se encontró tras el objetivo de la cámara durante la boda de Carlos y la nueva reina, Camilla Parker.
La instantánea capta al nuevo monarca, sucesor de la histórica Isabel II, en el Salón del Trono del palacio de Buckingham, ataviado con sus galas reales. Sobre la cabeza, Carlos III porta la Corona Imperial del Estado, elaborada en 1863 para la reina Victoria -y no la de San Eduardo, utilizada sólo en la coronación- y se cubre con la Túnica de Estado. En sus manos, el Orbe del Soberano y el Cetro de la Cruz.
En le retrato de Burnand, Carlos III posa sentado en una de las dos sillas de trono del salón, fabricadas en 1902 para su bisabuelo, Jorge V, y la reina María con motivo de la coronación de Eduardo VII ese mismo año.
Un atavío con siglos de historia para Carlos III
El atavío de Carlos III ha sido testigo del paso de los siglos y de numerosos monarcas. El Cetro de la Cruz que porta en su mano derecha se realizó en 1661, aunque fue modificado en 1910 para incorporar el diamante conocido como "Gran Estrella de África", que supera los 530 quilates -lo que hace de él el segundo más grande del mundo-.
En su mano izquierda sostiene el Orbe del Soberano, una esfera hueca de oro que se realizó el mismo año, en 1661. Lo adornan piedras preciosas y lo remata una cruz de joyas que simboliza el papel del monarca como 'defensor de la fe'.
La corona de San Eduardo, utilizada sólo en la coronación
El Carlos III de este retrato oficial se encuentra coronado por la Corona Imperial del Estado, engalanada con 2.868 diamantes y piedras de color, entre ellas 17 zafiros, 11 esmeraldas y 269 perlas. Sin embargo, no fue esta la que ayudó a su coronación definitiva el pasado sábado en al abadía de Westminster. En el momento clave de la ceremonia, la utilizada fue la Corona de San Eduardo, con un peso de 5 libras -algo más de 2 kilogramos-. Esta misma también fue creada en 1661, al igual que el resto de joyas, para el Rey Carlos II, su predecesor con este nombre.
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