Rusia está viviendo uno de los días más importantes de su historia reciente. El grupo de mercenarios Wagner anunció en la mañana del sábado que iba a llevar a cabo una "marcha por la justicia" hacia Moscú tras tomar el control de varias ciudades, entre las que destaca Rostov. Un suceso que escenifica la ruptura de esta empresa privada y el gobierno ruso, a quien acusa de haber bombardeado sus bases en la retaguardia del frente con Ucrania. Putin ha calificado esta actuación como una "traición" y ha asegurado que "responderán por esto".
El presidente, pese a reforzar Moscú y blindarla hasta los dientes gracias a las fuerzas policiales y unidades militares, sigue trabajando desde la capital. Los rumores apuntaban que Putin había abandonado el Kremlin en el avión presidencial rumbo a San Petersburgo. El portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, ha tenido que salir este sábado a desmentirlos.
"Putin está trabajando en el Kremlin", ha declarado Peskov a la agencia rusa Tass después de que el asesor del Ministerio del Interior ucraniano, Anton Gerashchenko, publicara en su cuenta de Twitter un presunto trayecto de uno de los aviones presidenciales de Putin desde Moscú a San Petersburgo.
Putin ve acercarse a Wagner cerca de Moscú
Las columnas del grupo de mercenarios Wagner se encuentran ya en la región de Lípetsk, 340 kilómetros al sur de Moscú, informaron las autoridades locales. "El equipamiento (bélico) del grupo Wagner avanza por el territorio de la región del Lipetsk", afirmó el gobernador local, Ígor Artamónov, en su canal de Telegram.
Según el gobernador, las autoridades locales "toman todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la población". Añadió que las infraestructuras críticas de la región funcionan sin novedad. "Desde la noche estamos junto al equipo y representantes de todas las instituciones en el puesto de mando operativo. En comunicación con todos los jefes regionales y servicios. Todos trabajan de un modo preciso y acoplado", dijo.
Recomendó encarecidamente a la población "no abandonar sus hogares y prescindir de viajes en cualquier medio de transporte". Por su parte, las autoridades capitalinas emplazaron hoy a policías armados con ametralladoras en la entrada de la autopista M4 Don a Moscú, a la espera de la posible llegada de las columnas del grupo de mercenarios Wagner, según medios locales.
"Hay policías con chalecos antibalas y ametralladoras en las cercanías de la calle Lípetskaya en la entrada y la salida de la autopista M4 Don en Moscú", informó en Telegram el periódico ruso Védomosti, que publicó varias fotos del despliegue.
Este desafío del grupo Wagner es, sin duda, uno de los mayores obstáculos internos a los que ha tenido que hacer frente Putin en los más de 20 años que lleva Vladímir Putin como líder de Rusia.
El alzamiento -de hecho, una guerra dentro de otra guerra- se produce en el peor momento para las Fuerzas Armadas rusas, que afrontan en Ucrania una contraofensiva de las tropas de Kiev.
El jefe de los mercenarios, con buenas relaciones con miembros del generalato, quemó todos los puentes con el Kremlin al rechazar las exigencias de rendición formuladas por Putin, y anunció una "marcha pacífica" de sus unidades hacia Moscú.
Aunque se desconoce el número exacto de mercenarios que forman partes de los Wagner, sus efectivos se cifran en más de 25.000, según distintas estimaciones.
Si bien Putin afrontó diversos ataques terroristas, incluidos en Moscú, durante la segunda guerra de Chechenia (1999-2009), nunca antes se había visto en la tesitura de una insurrección de fuerzas que combatían a sus órdenes.
La incógnita ahora es si el presidente ruso recurrirá a su Ejército para aplastar a los wagneritas, que se hicieron con el control de la ciudad de Rostov, capital de región homónima, y se encuentran de camino a Moscú.
Horas antes, el líder de la república rusa de Chechenia, Ramzán Kadírov, había anunciado el envío de unidades a "la zona de las tensiones" y aseguraba que estas "harán todo para conservar la unidad de Rusia y defender el Estado".
A diferencia de Kadírov, el Ministerio de Defensa de Rusia ha optado por un tono más cauteloso, ha llamado a los wagneritas a regresar a sus cuarteles y ha dado garantías de seguridad a quienes lo hagan.
Penas de 30 días por romper el estado de ley marcial
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, ha declarado una nueva normativa que impondrá una pena máxima de hasta 30 días de arresto para cualquier persona que viole el estado de ley marcial que ahora mismo impera en las regiones ucranianas de Lugansk, Donetsk, Zaporiyia y Jersón, los cuatro territorios que Rusia reivindica como propios.
El documento ha sido publicado este sábado en el portal oficial de información jurídica de la Federación Rusa.
Esta nueva ley representa una modificación del Código de Infracciones Administrativas con la incorporación del Artículo 20.51, según el cual "la violación del régimen de ley marcial implica la imposición de una multa administrativa a los ciudadanos por un monto de 500 rublos (5 euros), hasta 1.000 rublos (10 euros) o arresto administrativo por hasta 30 días".
La nueva normativa también incluye un procedimiento para la detención de vehículos, que podrían ser confiscados junto a sus conductores en el momento de cometer la infracción.
El alcalde de Moscú decreta el lunes día no laborable
El alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, calificó hoy de "difícil" la situación en torno a la capital debido a la rebelión armada de los mercenarios del Grupo Wagner, que se acercan en columnas a la ciudad, y decretó el lunes próximo día no laborable.
"Queridos ciudadanos, en Moscú se ha declarado un régimen de operaciones antiterroristas. La situación es difícil", escribió en su canal de Telegram.
Explicó que, "para minimizar los riesgos,", ha decidido "declarar el lunes un día no laborable, con excepción de las autoridades y empresas de ciclo continuo, el complejo militar-industrial y los servicios de la ciudad".
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación