Unos 300 refugiados han escapado este viernes del tren parado desde el jueves en la estación de Bicske, en las afueras de Budapest, mientras que otros 64 han huido de un cercano centro de acogida, según ha informado la agencia MTI. El tren, con unos 500 refugiados a bordo, estaba de camino a Sopron, en la frontera con Austria, cuando la Policía trató de bajar a los pasajeros para llevarlos al centro de registro, pero los inmigrantes se opusieron y decidieron no bajar de los vagones.
Aquellos que decidieron bajar del tren salieron a la carrera por las vías férreas en dirección de Györ, al oeste de Bicske, mientras que otros escaparon rumbo a Budapest.
La policía ha usado gas lacrimógeno contra decenas de refugiados, que han reaccionado arrojando piedras hacia los agentes
Un corresponsal del diario digital index.hu en la zona ha explicado que algunos de los refugiados corrían hacia un cercano campo, mientras que la policía los perseguía para llevarlos de nuevo al centro de acogida. La mayor parte de los huidos han sido retenidos nuevamente por la policía.
Poco después de este incidente se ha producido otro altercado en Röszke, donde la policía ha usado gas lacrimógeno contra decenas de ellos que han reaccionado arrojando piedras hacia los agentes. En este sentido, los inmigrantes han dado dos horas a los policías para que concluyan con los trámites de solicitud de asilo, agregando que no si se cumple su pedido, ellos también intentarán escaparse del campamento.
La prensa local habla de dos razones para el intento de huida de los refugiados hoy. Una de las teorías es que los refugiados deseaban hablar con la prensa sobre sus condiciones en el centro, lo que las autoridades les han denegado. La otra señala que la huida es una protesta contra las malas condiciones en el centro, causadas sobre todo por la excesiva población en el mismo. Este campamento –Röszke- se encuentra a unos cuatro kilómetros de la frontera con Serbia, un poco alejado de la ciudad y rodeado por unos campos agrícolas y bosques.
marcha a austria
Por otra parte, una marcha formada por centenares de refugiados -posiblemente más de un millar- ha salido andando desde Budapest con dirección a la frontera de Austria, situada a más de 200 kilómetros de distancia. La mayoría son jóvenes, pero también hay familias enteras con niños y bebés que llevaban días acampados en la estación de Keleti en malas condiciones y solamente asistidos por un grupo de voluntarios húngaros.
"Iremos andando, no hacemos mal a nadie, no somos criminales. Sólo quiero llegar a algún país en el que pueda terminar mis estudios", explica a la agencia Efe Nasir al Omar, que estudiaba Arte y Literatura en la universidad siria de Alepo. Algunos mostraban fotografías de la canciller alemana, Angela Merkel, y hacían el signo de la victoria a los boquiabiertos turistas que se encontraban por el centro de Budapest. "Si tuviera una hija le pondría Merkel", decía uno de ellos, un kurdo de Siria que no quiso dar su nombre.
La Policía húngara ha facilitado la salida de la ciudad de los refugiados pactando con quienes encabezaban la marcha y cortando el tráfico en los cruces, sin que se produjera el más mínimo incidente. Mientras, alrededor de mil personas siguen acampadas en los aledaños de Keleti, esperando que en los próximos días puedan tomar un tren a Alemania.
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