Internacional

Baia Mare, la ciudad rumana gobernada por un alcalde desde la cárcel

Catalin Chereches reeditó su cargo como alcalde del municipio del extremo norte del país con un 70,1%, a pesar de estar en prisión bajo sospecha de haber cobrado ilícitamente mordidas por parte de un equipo local de fútbol.

La realidad nunca deja de sorprender. Si bien en España los casos de corrupción han impregnado a la política en casi todo el territorio nacional, manchando duramente la imagen de los cargos públicos, en Rumanía la cosa ha tornado en esperpéntica. El pasado 5 de junio, durante los comicios autonómicos en el país europeo, el alcalde de la ciudad de Baia Mare, Catalin Chereches, reeditó su cargo como alcalde del municipio del extremo norte del país con un 70,1%, a pesar de estar en prisión bajo sospecha de haber cobrado ilícitamente mordidas por parte de un equipo local de fútbol.

En Rumanía la lacra de la corrupción, ya existente desde tiempos del sistema comunista, ha llevado a los ciudadanos de Baia Mare -muy envejecidos en dicha población- a no considerar este factor como un elemento negativo a la hora de elegir a su regidor. "Todos son corruptos", es un mantra que se repite hasta la saciedad, y a los hechos se remiten. Y es que algunos consideran que Chereches, durante su tiempo al frente del municipio, embelleció y llenó de flores esta ciudad de unos 130.000 habitantes, algo que parece haberle concedido, entre otros factores, el voto de sus vecinos.

Pero si esta situación ya roza lo escandaloso, lo esperpéntico llega al conocer cómo Chereches juró su cargo como alcalde. Como 'imputado' por una causa de corrupción, y al estar ingresado en prisión a la espera de juicio, el alcalde no podía jurar su cargo entre rejas, ya sea por decoro institucional o por vergüenza patria. Chereches solicitó jurar su cargo en la catedral ortodoxa de Santa Trinidad, algo que no se le concedió al considerarse dicho emplazamiento no cumplía con la ley. Finalmente fue en el Ayuntamiento, en una operación de entrar y salir, Chereches entró custodiado por la policía, firmó como alcalde, custodiado por la policía, y se volvió a la cárcel, custodiado por la policía. Toda una 'hazaña' para el alcalde presuntamente corrupto, que compartió en Facebook de su toma de posesión, a la que, como se puede ver en imágenes del día, fueron a aclamarle decenas de ciudadanos.

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