Irán entra en Ucrania de la mano de Vladimir Putin. Un equipo de expertos militares desplegado en Crimea, integrado por instructores y asesores en tecnología militar, ha materializado la irrupción de la República Islámica en la guerra europea. Ya hay bajas entre sus filas: diez iraníes habrían muerto la semana pasada en bombardeos ucranianos. Son efectivos de los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica -el IRGC, artífice de la expansión exterior de Irán- y su misión era asistir a soldados rusos en el uso de los “drones kamikazes”, los Shahed-136 de fabricación iraní, que juegan un papel clave en la nueva estrategia de Putin para cambiar el curso de la invasión: doblegar al enemigo mediante la devastación y el terror mientras destruye la infraestructura energética antes del invierno.
Un vídeo de la televisión estatal rusa recoge dicha estrategia. En él, los diputados Andrey Gurulyov (exmilitar) y Konstantin Dolgov abogan por congelar y matar de hambre a la población civil ucraniana hasta que el exilio sea su única opción de supervivencia. La presentadora Olga Skabeeva se limita a afirmar que Rusia "no tiene otra opción".
En las últimas semanas, los Shahed-136 iraníes se han convertido en un elemento clave en esta etapa de la guerra. Durante años Rusia ha proporcionado sistemas de defensa aérea a la República Islámica. Ahora, cuando Moscú recurre a Teherán por mera necesidad, el flujo de armamento ha cambiado de dirección. Los arsenales rusos se están agotando rápidamente y Putin busca la ayuda de Irán con armas guiadas de precisión (MGP) tras haber utilizado misiles de defensa aérea y costera para atacar objetivos terrestres en Ucrania.
Casi desde los primeros compases de la guerra se ha especulado con que las existencias rusas de armas guiadas de precisión, más caras y complejas de producir, eran relativamente limitadas. Ya en marzo, fuentes de la Inteligencia estadounidense citadas por la CNN sostenían que Moscú agotó la proporción de MGP que asignó a la "operación militar especial" en los primeros días de conflicto, cuando el Kremlin aplicaba reglas de enfrentamiento que evitaban una alta cifra de bajas de civiles. Lo cierto es que no hay información fiable sobre el estado de dichos arsenales.
¿Por qué Irán está abasteciendo de armas a Rusia? La República Islámica vive una ola de protestas sin precedentes que, por primera vez, ha logrado unir a diferentes sectores sociales (tradicionalmente, las clases medias se han movilizado para exigir más libertades; la clase trabajadora, por mejores condiciones de vida). Mientras el levantamiento amenaza ya la supervivencia del régimen, Teherán apuesta por formar una alianza con una superpotencia con la que comparte una postura antioccidental en pos de dos objetivos: mostrar al mundo que no está solo y, más importante, presionar a Washington con el apoyo de Rusia para lograr la reactivación del acuerdo nuclear de 2015. Un acuerdo cuyos beneficios utilizó el régimen iraní para financiar su expansión en Siria o Irak en vez de mejorar la economía o las condiciones de vida de la población. La ideología de la Revolución Islámica prima sobre los intereses nacionales.
En medio de su pulso contra Arabia Saudí para erigirse como potencia hegemónica de Oriente Medio, la cúpula de la República Islámica también busca fortalecer las relaciones estratégicas con Rusia como contrapeso al bloque árabe-israelí del Golfo apoyado por EEUU. Aislados en la escena internacional y castigados por las sanciones, tanto Rusia como Irán están necesitados de aliados. Ya han ido de la mano en conflictos recientes, como la guerra civil en Siria, donde la intervención rusa y el armamento y despliegue de milicias iraníes decantaron la balanza en favor de Bashar al Assad.
La nueva alianza es, obviamente, una mala noticia para Ucrania. Aunque las fuerzas ucranianas han logrado derribar un número significativo de drones iraníes, Teherán no solo ha prometido a Moscú los Shahed-136, también misiles tierra-tierra. Irán ha desarrollado una gran industria armamentística nacional para contrarrestar las sanciones y embargos internacionales que le han impedido importar armas. Dicha industria incluidos drones y misiles que considera una forma vital de protección contra el archienemigo Israel y Estados Unidos, con bases de la región.
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