Internacional

Los cientos de niños ucranianos secuestrados por Rusia

Después de que Rusia ocupe una zona, una nueva administración local se hace cargo de la gestión de los servicios sociales para ampararles bajo un nuevo régimen.

Cientos de niños ucranianos han sido trasladados a Rusia después de la ocupación del Ejército de Putin para ser luego acogidos por instituciones o familias rusas. Una investigación llevada por varios periodistas de medios de comunicación públicos, de entre los que ha participado RTVE, bajo el paraguas de la Red de Periodismo de Investigación de la UER ha desvelado que se trata de una práctica habitual recogiendo testimonios y pruebas de ONGs. En Moscú, por ejemplo, muchos de estos niños han sido llevados escuelas donde podrían ser acogidos y las familias rusas reciben compensación económica y formación para ello.

El motivo principal de el desarrollo de este programa de acogida propulsado por la comisionada presidencial de los Derechos del Niño en Rusia, Maria Lvova-Belova, es sacar a los menores de zonas de conflicto pero que ha llevado a realizar prácticas desleales porque hay niños que no han regresado a sus casas biológicas después de campamentos en zonas ocupadas. E incluso, como ha desvelado el Director Asociaco de Derechos del Niño de Human Rights Watch a RTVE, hay menores que ya están siendo trasladados a zonas más remotas como Siberia. El Kremlin ha agilizado este proceso a través de un cambio de normativa para que obtuvieran la nacionalidad rusa.

El procedimiento desarrollado es el siguiente: después de que Rusia ocupe una zona, una nueva administración local se hace cargo de la gestión de los servicios sociales para ampararles bajo un nuevo régimen. De esta forma, a través de la coordinación de los servicios estatales, se acelera el proceso para colocar a los niños y darles ciudadanía rusa. Los niños se inscriben en la base de datos nacional rusa de huérfanos.

Según ha recogido el informe, cientos de niños que ahora viven en Rusia bajo tutela estatal vienen de regiones como Crimea, Donetsk, Lugansk y Jersón. Muchos de ellos se encuentran en Moscú o alrededores de Moscú, Tula o Kaluga. De los campamentos de Járkov, la investigación desvela que aún hay 300 niños desaparecidos en esos procesos.

También se han dado casos de niños hospitalizados durante la contienda que luego han sido separados forzosamente de sus familias, aún incluso cuando los niños han pedido ponerse en contacto con sus familiares. Como recoge la investigación, durante la ofensiva a Maiúpol, un niño fue alcanzado por la metralla y tuvo que ser hospitalizado en un centro médico provisional para tratarse el ojo. Más tarde los rusos se hicieron con ese enclave, por lo que fue trasladado a otra zona y fue tratado en el Centro de Traumatología de Donetsk bajo mandato rusos. Allí se quiso poner en contacto con su abuela, pero no le dejaron. Finalmente, su abuela pudo ver el paradero de su nieto a través de una publicación en Facebook y le fue a buscar.

Como el caso de este niño hay más casos de retornos a familias biológicas que quedan en un limbo entre trincheras, al igual que ha pasado en campamentos de verano en la región del Mar Negro que Rusia incentivó y cuyos niños no fueron devueltos a sus familias cuando la frontera se cerró al avanzar las tropas ucranianas. El fiscal internacional especializado en crímenes de guerra y miembro de la Comisión Internacional de Juristas,  Reed Brody, ha explicado que estos hechos ya se están investigando y que podrían ser condenados como crímenes de guerra.

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