Mientras la atención de la guerra de Ucrania se centra en la destrucción de ciudades como Mariúpol, en Jersón, la única capital conquistada por los rusos, viven su propio drama. Las bombas mantienen atemorizada a una población coaccionada por el ejército invasor, que desde hace semanas trabaja para certificar su convicción de separar la ciudad de su país por lo civil o por lo criminal.
Putin planea celebrar un referéndum en Jersón para que sus ciudadanos decidan si quieren seguir perteneciendo a Ucrania o constituir una república independiente. Así lo señalan fuentes ucranianas, aunque las autoridades rusas lo nieguen. Lo que denuncian los habitantes de esta ciudad de 290.000 habitantes es que este plebiscito es falso, ya que no se elegirá con libertad.
Aunque no hay fecha para la votación -en la ciudad creen que será entre el 1 y el 10 de mayo-, la sensación es que va a ser inminente. De hecho, el ejército ruso ha tomado el ayuntamiento de la ciudad y ha sustituido ya los símbolos ucranianos por los suyos. La bandera azul y amarilla que presidía la plaza de la independencia ahora es blanca, azul y roja. En el parque de los héroes, a orillas del Dniéper, la enseña que ondea es la soviética, ya que el próximo 9 de mayo se celebra el día de la URSS.
El objetivo es dar a los ciudadanos un pasaporte ruso y obligarles a alistarse en el ejército. El miedo es vivir bajo el yugo de un sistema represivo, o ser enviados al frente como carne de cañón para morir con un fusil de asalto entre las manos
Además, las fuerzas invasoras no permiten la huida. El toque de queda a las 18.00 se une a un cierre permanente de las carreteras principales de la ciudad, lo que dificulta escapar del control ruso. Pese a ello, muchos vecinos tratan de salir de Jersón, aún a sabiendas de que si son descubiertos probablemente pierdan la vida. Fuentes ucranianas en la ciudad cuentan a Vozpópuli que Rusia quiere dar legitimidad al referéndum obligándoles a votar a favor de la independencia.
Después, el objetivo es dar a los ciudadanos un pasaporte ruso y obligarles a alistarse en el ejército para combatir con los que hasta ahora son sus compatriotas. El miedo es vivir bajo el yugo de un sistema represivo -en caso de mujeres, niños y ancianos- o ser enviados al frente como carne de cañón para morir con un fusil de asalto entre las manos -hombres adultos-.
Los vehículos pintados con la 'Z' en las salidas de la ciudad no son las únicas armas que posee Rusia para controlar el flujo de ciudadanos en Jersón. El propio ejército patrulla cada barrio y monta controles para disuadir a los vecinos de salir de sus hogares para huir. La presión invasora sobre la población civil, denuncian, es máxima e incluso aquellos que no se planteaban abandonar la ciudad, ya desean hacerlo.
Además, en caso de salir, hay que hacerlo a pie o en bicicleta. El combustible se terminó hace semanas y el bloqueo impuesto por el ejército ruso impide la llegada de gasolina a las estaciones de servicio de la ciudad. Las enormes colas que se formaban para repostar han dejado paso a un escenario fantasmal. Lo mismo ocurre con cualquier otro tipo de suministro: las reservas de comida o medicamentos son críticas desde hace ya muchos días.
Los ciudadanos tratan de cambiar las cosas desde dentro. Los que cogen las armas, reciben 'plomo' como respuesta, mientras que aquellos que protestan de forma pacífica, son repelidos sin piedad con granadas de humo, gas lacrimógeno y armas de fuego
Obligados a quedarse, los habitantes de Jersón tratan de cambiar las cosas desde dentro. Los que cogen las armas, reciben 'plomo' como respuesta, mientras que aquellos que protestan de forma pacífica, son repelidos sin piedad con granadas de humo, gas lacrimógeno y armas de fuego. La situación es desoladora, insisten desde la ciudad.
Estos son los pasos definitivos que planea el gobierno ruso para dar por finalizada una campaña mediática que dura más de un mes. El Kremlin ya organizó una manifestación prorrusa en la plaza de la independencia en Jersón, con ciudadanos rusos enviados exprofeso, para dar a entender que los vecinos de la ciudad no querían seguir ligados a Ucrania. En Vozpópuli mostramos cómo los rusos movieron por la noche convoyes con civiles para celebrar esta falsa protesta.
Pese al control ruso en la provincia de Jersón, la tensión militar prevalece. Los bombardeos no cesan. Las orillas del río Dniéper arden como consecuencia de la guerra y tintan de negro el azul del cielo. El humo tiene una presencia constante en la ciudad, donde ya resulta complicado caminar por las aceras sin pisar cristales rotos. Los comercios, las viviendas e incluso el propio ayuntamiento se han quedado sin vidrios que los protejan del frío y las inclemencias.
El rublo será moneda oficial de la provincia de Jersón
Las autoridades militares impuestas por Rusia en Jersón han asegurado que el rublo será la moneda oficial de la provincia a partir del 1 de mayo. Estas mismas fuentes aseguran que habrá una transición de cuatro meses en el que se permitirá también el uso de la grivna, la moneda ucraniana, hasta que la divisa rusa se consolide.
El encargado de dar la noticia ha sido el vicepresidente de la Administración Militar y Civil de Jersón, Kiril Stremusov, que ha afirmado que la provincia no volverá a estar bajo el dominio de "la Ucrania nazi". Lo que sucederá en la ciudad a partir del 1 de mayo ya ha sucedido en otras áreas del país, donde los rusos ya han puesto el rublo en circulación además de prohibir, por ejemplo, la venta de productos ucranianos. Es el caso de dos aldeas en el distrito de Melitopol.
Lo que sucederá en la ciudad a partir del 1 de mayo ya ha sucedido en otras áreas del país, donde los rusos ya han puesto el rublo en circulación además de prohibir, por ejemplo, la venta de productos ucranianos
Los rusos quieren que estas zonas vuelvan a la normalidad cuanto antes, pero bajo su mando. Así lo ha informado la Administración Militar Regional de Zaporiyia, que exige "que los empresarios locales vuelvan a abrir sus tiendas, cafés y otras instalaciones de restauración y entretenimiento".
De esta forma, el Kremlin consolidará la 'rusificación' de Jersón para su posterior adhesión, aunque el referéndum falso tenga el supuesto objetivo de liberar la región haciéndola independiente. Es el mismo 'modus operandi' que ya utilizó Rusia en el conflicto del Dombás para justificar su independencia.
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