"Pese al voto en el referéndum", se excusaba la presidenta del comité que este viernes ha otorgado al presidente colombiano, Juan Manuel Santos, el Nobel de la Paz. En ese plebiscito, se abstuvo el 62% de los electores y, de los que votaron, un 50,21% dijo no al acuerdo de Santos con las Farc que ponía fin a más de 50 años de conflicto. Esa paz fracasó pero el comité del Nobel le ha querido reconocer el esfuerzo al presidente, anteriormente implacable ministro de Defensa, aunque no al guerrillero y líder de las FARC que también estaba nominado. Dar un empujón para que el proceso de paz no encalle definitivamente.
El premio Nobel de la paz tiene sus particularidades. Es el único que otorga un comité elegido por el Parlamento noruego y que se entrega en Oslo, al contrario de los demás cuya ceremonia tiene lugar en Estocolmo y lo deciden diferentes Academias suecas. Según la última voluntad del industrial sueco Alfred Nobel -impulsor de los galardones- el Nobel de la Paz ha de concederse "a la persona que haya realizado el mayor o mejor trabajo por la fraternidad entre las naciones, la abolición o reducción de los ejércitos, y la formación y difusión de congresos por la paz". Quizás por eso sorprende que entre alguno de sus nominados, que no premiados, estuvieran dictadores tan ilustres como Hitler, Mussolini y Stalin.
Ninguno de ellos se llevó el ansiado galardón pero no por eso los que sí resultaron elegidos han estado siempre exentos de polémica. A lo largo de la historia de este premio, que se otorga desde 1901, algunos de los honrados han decepcionado a muchos. Hacemos un repaso a los Nobel de la Paz más polémicos:
Theodore Roosevelt (1906)
Fue el primer hombre de Estado y el primer estadounidense en recibir este premio, cuando ya era presidente de su país. El Comité noruego consideró "su labor de arbitraje en el Tribunal Internacional de la Haya, donde actuó como mediador en un gran número de conflictos", especialmente "su exitosa mediación para poner fin a la guerra ruso-japonesa ". Lo que no parece que tuvo mucho peso en su decisión fue el hecho de que Roosevelt tenía un importante pasado militar, siendo teniente coronel en la llamada guerra de Cuba y en la posterior que enfrentó a su país con Filipinas.
Henry Kissinger (1973)
Es probablemente uno de los que más polémica suscitó, no tanto inicialmente donde se impuso su imagen de mediador en la guerra de Yom Kipur -que entrentó en 1973 a Israel y a una coalición de países árabes-, como cuando, años más tarde, se desclasificaron varios informes que mostraban la implicación del que fuera secretario de estado estadounidense en el golpe de Estado de Pinochet en Chile o en la operación Cóndor. El propio Baltasar Garzón intentó, sin éxito, juzgarle por violaciones de los Derechos Humanos.
Mohamed Anwar Al-Sadat y Menachem Begin (1978)
El presidente de Egipto y el Primer ministro de Israel firmaron los acuerdos de paz de Camp David que les valió el flamante galardón ese mismo año. Al-Asad había iniciado la guerra de Yom Kipur pero más tarde fue el primer dirigente árabe en visitar Israel, otorgándole su reconocimiento. El egipcio murió asesinado en un desfile militar tres años después. Por su parte, Begin perteneció a la organización paramilitar responsable, entre otros actos, del atentado contra el hotel David -la sede de la Comandancia militar del Mandato británico en Palestina en el que murieron más de 90 personas- o la matanza de Deir Yassin, un poblado árabe en el que los asesinados fueron más de un centenar. Ya como Primer ministro israelí y como Nobel de la paz, Begin invadió el Líbano y permitió, junto con Ariel Sharon y las milicias falangistas libanesas, la masacre de los campos de refugiados de Sabra y Chatila -entre 700 y 3.500 muertos, según fuentes israelíes o palestinas-.
Yasir Arafat, Simon Peres e Isaac Rabin (1994)
Las razones del comité noruego fueron "honrar un acto político que requirió gran valentía de ambos lados, y que ha abierto oportunidades para un nuevo desarrollo hacia la fraternidad en el Oriente Medio". Sin embargo, muchos no estaban dispuestos a olvidar el pasado terrorista de Arafat y de su organización Fatah, especialmente las sombras sobre su conocimiento o no del secuestro y asesinato de 11 deportistas israelíes en los Juegos Olímpicos de Munich. Además, los acuerdos de Oslo, que propiciaron la concesión del galardón finalmente fracasaron, Rabin fue asesinado apenas un año después por una nacionalista israelí y Peres se convirtió en ministro de Exteriores del Gobierno de Ariel Sharon, duramente criticado por su represión a Palestina.
Barack Obama (2009)
Se le concedió por su “extraordinario esfuerzo en fortalecer la diplomacia internacional y la cooperación entre pueblos” y en particular por su “visión de un mundo sin armas nucleares”. Lo sorprendente es que el recién estrenado presidente de los Estados Unidos llevaba 9 meses en el cargo y apenas había tomado decisiones. Fue la expresión de una esperanza, decían, pero ésta se truncó cuando Obama decidió reforzar las tropas estadounidenses en Afganistán, aprobó el bombardeo de Libia y llevó de nuevo a su país a Irak. A su favor cabe decir que también tiene en su haber el deshielo con Cuba y el acuerdo nuclear con Irán.
La Unión Europea (2012)
Ver a Durao Barroso, anfitrión del llamado trío de las Azores, recoger el premio por "su contribución durante seis décadas al avance de la paz y la reconciliación, la democracia, y los derechos humanos en Europa" resultó cuanto menos paradójico. En los años posteriores, los derechos humanos se dejaron de lado más de una vez, como con la gestión de los refugiados sirios del pasado verano.
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