Un tribunal de Reino Unido ha condenado este jueves a cadena perpetua a Wayne Couzens, el agente de Policía de Reino Unido imputado por el secuestro y el asesinato de Sarah Everard.
El juez ha indicado antes de la lectura de la sentencia que el caso es "devastador, trágico y brutal". "Ha traicionado a su familia y no hay pruebas de un verdadero arrepentimiento", ha señalado, según ha informado la cadena de televisión británica BBC.
Asimismo, ha manifestado que las circunstancias en torno al asesinato fueron "grotescas" y ha argumentado que la "excepcionalmente alta" gravedad del caso justifica la imposición de la cadena perpetua.
"El mal uso del papel de un policía como ocurrió en este caso para secuestrar, violar y asesinar a una víctima es de la misma gravedad que un asesinato para lograr hacer avanzar una causa política, religiosa o ideológica", ha subrayado. El agente se declaró culpable de los cargos en julio durante una comparecencia telemática desde la cárcel de máxima seguridad de Belmarsh.
Este mismo jueves, el primer ministro británico, Boris Johnson, ha lamentado el "horror" de lo sucedido y ha señalado que "no existen palabras para expresar de forma adecuada" el caso. "Como el resto del país, me enferma lo que hemos tenido que oír a lo largo del caso y el dolor y sufrimiento que esto ha causado a su familia y amigos es inimaginable", ha aseverado.
"Nuestra Policía está ahí para protegernos, y sé que hay muchos agentes que compartirán nuestra devastación dada la traición al deber que esto supone. La gente debe poder salir a la calle sin miedo y con confianza en la Policía", ha sostenido el 'premier'.
Desaparición y secuestro
Así, ha hecho hincapié en que "ninguna mujer debe temer el acoso y la violencia" y ha insistido en que "harán todo lo posible para prevenir que estos crímenes terribles tengan lugar" para mantener "las comunidades a salvo".
Everard desapareció cuando regresaba a su casa el 3 de marzo después de visitar a unas amigas en el barrio de Clapham, en el sur de Londres. Su cuerpo fue localizado una semana después en una zona arbolada del condado de Kent, en el suroeste del país, y donde fue detenido el agente, que formaba parte del cuerpo de élite parlamentario y diplomático.
El asesinato de Everard ha desencadenado un torrente de protestas en las calles de Reino Unido contra la violencia de género y la inseguridad de las mujeres en las calles. De hecho, el alcalde de Londres, Sadiq Khan, aseguró la semana pasada que la capital británica sufre una "epidemia en lo que respecta a la violencia contra las mujeres".
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