El equipo de investigadores de la ONU ha acusado al régimen sirio de Bashar al Assad de la masacre de civiles, del bombardeo de hospitales y de otros crímenes de guerra desde el incremento, en los últimos meses, de sus operaciones para recuperar territorio.
Asimismo, el equipo presidido por el brasileño Paulo Pinheiro ha acusado a los rebeldes, incluidos los combatientes islamistas extranjeros, de crímenes de guerra, como ejecuciones, tomas de rehenes y bombardeos de poblaciones civiles.
El informe, que cubre el periodo entre el 15 de mayo y el 15 de julio, asegura que "los perpetradores de estas violaciones y crímenes, en las dos partes, actúan en contra del Derecho Internacional y no temen la rendición de cuentas", por lo que es "imperativo" su procesamiento.
El documento indica también que se han recogido acusaciones sobre el uso de armas químicas "predominantemente por parte de las fuerzas del Gobierno", pero de momento no se ha podido llegar a una conclusión.
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