Ambulancias, policías y militares toman las calles del centro de Tel Aviv tras el ataque terrorista perpetrado por dos individuos armados en una estación de la calle Jerusalén. En medio del caos, un estruendo sacude toda la ciudad: son las sirenas que alertan de un ataque inminente con misiles. En esta ocasión, de Irán, que ha lanzado casi 200 proyectiles contra posiciones israelíes. Todos corren en busca de refugio y, los que no lo consiguen, buscan un lugar despejado en la vía pública, se echan al suelo y cubren la cabeza con las manos, siguiendo el protocolo establecido.
En uno de los búnkeres del hotel Ruth Daniel se reúne un pequeño grupo de militares junto a varios civiles que buscan refugio. En los teléfonos móviles no dejan de sonar notificaciones de “alerta de emergencia extrema”. Dentro del búnker apenas se escuchan las explosiones, pero las personas que aún están en la vía pública ven que la negrura de la noche se tiñe de naranja cada vez que se intercepta un misil.
El triple sistema de defensa de Israel
Israel cuenta con un sistema de defensa que protege su espacio aéreo ante ataques aéreos. “Sin él, Tel Aviv sería ahora escombros”, se escucha desde el interior del refugio. El sistema está desarrollado por empresas armamentísticas israelíes en colaboración con el Gobierno.
La primera línea de defensa la constituye el sistema Arrow, capaz de interceptar misiles a una mayor altura. La firma IAI sostiene que los interceptores Arrow 2 y 3 forman parte del Arrow Weapon System (AWS). “De eficacia única, los sistemas modulares de defensa aérea Arrow detectan, rastrean, interceptan y destruyen los TBM que se aproximan con una amplia gama de ojivas y que ocupan una gran superficie, protegiendo así activos estratégicos y centros de población”.
Estas capacidades pueden interceptar misiles disparados desde 2.400 kilómetros de distancia y por encima de la atmósfera terrestre. Ahora, y ante el desarrollo de nueva tecnología armamentística, se trabaja en el desarrollo del sistema Arrow 4, que aún no se ha implementado en Israel.
Una capa por debajo se ubica la Honda de David, en clara referencia al episodio bíblico. Implementado a partir del año 2017, la Honda de David detecta e intercepta drones, misiles balísticos y de crucero disparados desde distancias que llegan a los 200 kilómetros, clave para la protección ante ataques de Hamás o Hezbolá, tanto en la Franja de Gaza como en el Líbano.
Por último se encuentra la tercera capa, la más próxima a la superficie terrestre. Se trata de la Cúpula de Hierro, con una capacidad para interceptar el 90% de los misiles o proyectiles recibidos. En este caso, su objetivo son los proyectiles lanzados desde distancias más cortas; incluso los proyectados en un radio de cuatro kilómetros.
Un triple sistema defensivo que se ha exprimido al máximo durante la lluvia de misiles arrojados desde Irán, en un momento marcado por la incertidumbre que sacude la región. Tanto Estados Unidos como Israel aseguran que el ataque de Teherán será respondido, aunque aún calibran la envergadura de la contraofensiva.
Según las estimaciones del Ejército israelí, Hezbolá ha lanzado alrededor de 10.000 proyectiles contra su territorio desde el pasado 7 de octubre -fecha en la que comenzó la actual guerra-, a los que hay que sumas los miles de cohetes arrojados por el grupo terrorista Hamás en años anteriores. A esos ataques balísticos hay que sumar los últimos de Irán.
Dejan de sonar las sirenas en Tel Aviv y los ciudadanos salen de sus refugios. Miran a su alrededor para hacer balance de daños y ven que la ciudad se sostiene a pesar de la tormenta de cohetes. “Pocas veces habían sonado aquí las sirenas tanto tiempo. Suerte que tenemos la Cúpula de Hierro para interceptar todo ataque”.
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