El Tribunal Supremo de EEUU ha dictado a favor de los herederos de la familia Cassirer, a la que los nazis robaron el cuadro del pintor impresionista francés Camille Pissarro Rue St. Honore, après midi, effet de pluie (Calle Saint-Honoré por la tarde. Efecto de lluvia) y abre la puerta que el Museo Thyssen pierda el cuadro, que se expone en Madrid. El Alto Tribunal estadounidense ha dado la razón a la familia, que en un complejo proceso judicial, se enfrentaba ahora en esta alta instancia al Estado español, al que un juez de California había dado la razón.
El litigio se ha dirigido a analizar si debe aplicarse el Derecho español, por el que el Thyssen puede mantener el cuadro, como dictó el juez, o el de California, por el que lo perdería. El Supremo ha decidido que el caso debe volver al juez que dio la razón a España porque aplicó un Derecho erróneo, lo que implica que es muy posible que el magistrado dé ahora la razón a los Cassirer.
El cuadro pertenecía en 1939 a Lilly Cassirer, quien se vio forzada a entregarla a los nazis por un insignificante precio. La pintura fue adquirida en 1976 por el Barón Thyssen, quien se lo vendió a la Fundación Thyssen en 1993. En el año 2000, los herederos de la familia Cassirer descubrieron que el cuadro se encontraba expuesto en el Museo Thyssen de Madrid, por lo que comenzó una batalla legal para recuperarlo. David Cassirer presentó una demanda ante un juez de Pasadena (California), su domicilio.
El juez determinó que la Fundación Thyssen, entidad que controla el Estado español, se había convertido en legítima propietaria por prescripción adquisitiva conforme al artículo 1955 del Código Civil español, que dispone que se "prescribe el dominio de las cosas muebles por la posesión no interrumpida de seis años". Es decir, independientemente de cómo hubiese adquirido el cuadro, la Fundación se habría convertido en legítima propietaria por su posesión no interrumpida durante seis años. En el Derecho de California, el origen en el expolio ya contamina la propiedad. Sin que exima que el Estado español no fuera conocedor de este origen cuando adquirió la obra.
La Fundación Thyssen planteó el recurso al Tribunal Supremo de EEUU para que analizara el caso después de que en diciembre de 2017 la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito Federal de EEUU desestimara su apelación contra la decisión de la Corte que obligaba al juez de Pasadena que había zanjado que la obra pertenecía a la Fundación Thyssen a reabrir el caso y analizar si declaraba o no que la Fundación era conocedora del origen de la obra cuando la adquirió, la clave para establecer los derechos de propiedad.
La Comunidad Judía de Madrid y la Federación de Comunidades Judías de España, representadas por Bernardo M. Cremades, Jr. de B. Cremades & Asociados, se personaron en la apelación como terceros interesados para contribuir a la devolución a la familia Cassirer. Alegaron que el juez había errado porque el artículo 1956 del Código Civil español dispone que "las cosas muebles hurtadas o robadas no podrán ser prescritas por los que las hurtaron o robaron, ni por los cómplices o encubridores". El término "encubridor" incluye la receptación, es decir, la recepción de bienes muebles a sabiendas de que son robados.
En su escrito al Supremo, las asociaciones judías españolas explicaron que su intención es dar "voz a la comunidad judía que todavía hoy se recupera de uno de los mayores genocidios de la historia y de los efectos de los delitos cometidos durante ese periodo". Y advirtieron que siendo el Thyssen una "institución financiada por el Gobierno", se ofende a la población judía en España al mantenerse en posesión del museo "una obra artística saqueada por los nazis durante el Holocausto".
Precedente en EEUU
La decisión final puede sentar un precedente en EEUU en cuanto a la recuperación de obras de arte robadas. En noviembre de 2017, la Justicia francesa despojó de un cuadro de Pissarro a una pareja estadounidense y se lo devolvió a los descendientes de Simón Bauer, coleccionista judío al que los nazis robaron esa obra durante la Segunda Guerra mundial.
Los damnificados fueron Bruce y Robbi Toll, una pareja estadounidense que en 1995 había adquirido La cosecha de guisantes por 800.000 dólares en una subasta celebrada en la casa Christie's de Nueva York.
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