El 11 de septiembre de 2001, los dirigentes talibanes no pudieron ver por televisión los ataques contra las Torres Gemelas. Afganistán vivía entonces en una suerte de 'apagón' mediático. No había Internet ni televisión ni música. Los talibanes lo prohibieron durante su primer gobierno (1996-2001). Y aquel 11 de septiembre se encontraron sin acceso a la noticia del atentado que precipitaría su salida del poder.
Los ayudantes del líder talibán, el mulá Omar, llamaron por teléfono a un empresario afgano-estadounidense que estaba en Pakistán. Le pidieron que sintonizara la CNN y que les tradujera en directo la cobertura de los atentados perpetrados por Osama Bin Laden. Este episodio lo cuenta el analista de la CNN Peter Bergen en su último libro, Ascenso y caída de Osama Bin Laden. La escena de los talibanes enterándose de mala manera y por teléfono de la masacre choca con la destreza que tienen ahora, en 2021, con los medios de comunicación. El nuevo aparato talibán concede entrevistas a la prensa extranjera, tiene un portavoz sólo para los medios en inglés y domina Twitter como arma propagandística.
Este cambio de estrategia no se ha dado de la noche a la mañana. El proceso de evolución comenzó hace casi dos décadas. "Estos talibanes son mucho más pragmáticos que los derrocados en 2001. Se han dado cuenta de que la comunicación es una herramienta esencial para ganar reconocimiento internacional", explica Manuel Torres, experto en terrorismo yihadista, insurgencias y movimientos radicales.
La perspectiva rigorista de los talibanes con la comunicación se transforma años después por imitación de grupos como Al Qaeda, que tenía una perspectiva más moderna"Manuel Torres, experto en terrorismo yihadista, insurgencias y movimientos radicales
A Manuel Torres ya le llamó la atención en febrero de 2009 la apuesta de los talibanes por la comunicación. Analizó el fenómeno en un artículo publicado en 'Atenea', una revista sobre seguridad y defensa. "A finales de los 90, los talibanes estaban muy molestos con Bin Laden porque daba entrevistas a canales internacionales y difundía vídeos (…) Esa perspectiva rigorista llevada hasta el extremo se trasforma años después por imitación de grupos como Al Qaeda, que tenía una perspectiva moderna de cómo enfocar la comunicación", comenta a Vozpópuli.
A la influencia de Al Qaeda hay que sumarle otro factor: la proliferación de los teléfonos móviles. Durante la ocupación de Estados Unidos se levantaron torres telefónicas por todo el país. Según Statista, en 2004 sólo había 600.000 usuarios con móvil. En 2019 ya existían más de 22 millones.
La 'alqaedización' de la comunicación talibán
Durante el régimen talibán de los noventa se prohibió la música, la televisión por satélite, la fotografía e Internet. Era una organización repleta de objeciones religiosas. Pero espabilaron tras su expulsión del poder en 2001. Los talibanes cambiaron sus métodos comunicativos. Empezaron a invitar a periodistas para que entrevistasen a sus principales líderes, grababan sus operaciones y entrenamientos militares, lanzaron webs en diferentes idiomas y reemplazaron las cartas anónimas por mensajes de texto en teléfonos móviles.
Los talibanes aprendieron rápido. Ya tenían reflejos para reaccionar mediáticamente a las operaciones de las tropas internacionales. Si les atacaban, llamaban inmediatamente a los medios o convocaban ruedas de prensa para reinterpretar los hechos. Los periodistas que cubrían estas informaciones se llevaron una de las peores partes. Los talibanes los amenazaban y, a muchos de ellos, los asesinaban cuando las noticias publicadas no eran del gusto de los radicales afganos.
El grupo fundamentalista también impulsó su propia maquinaria de vídeos propagandísticos. Algunas producciones pretendían amedrentar a las tropas gubernamentales con imágenes de ataques, asesinatos y vejaciones a los militares apresados. En 2008, recuerda Torres en 'Atenea', el líder talibán mulá Dadullah ordenó sustituir los vídeos de degollamientos, que dañaban la imagen internacional del grupo, por asesinatos con tiro en la cabeza.
La comunicación de los talibanes se ha centrado sobre todo en una audiencia más local, afgana, y también en las comunidades afgano-paquistaníes. Otro método de propaganda utilizado en los últimos veinte años son las revistas y circulares. La más conocida es Al-Sumud, una revista creada en 2002, aunque su existencia consta desde 2008. La publicación se lanza periódicamente cada dos meses, está redactada en un árabe sencillo y tiene unas 50 páginas de extensión. En la revista se pueden leer entrevistas con soldados y líderes talibanes, obituarios, poemas y fotografías de los comandantes y mártires. El profesor Thomas H. Johnson describe en su libro Narrativas talibanas el resto de publicaciones de los talibanes.
Twitter, el canal oficial
El nuevo poder talibán no quiere que creamos que es el mismo de los noventa. Al menos, es lo que parece transmitir en los medios y en la única gran red social donde no están prohibidos, Twitter. Para lograr la aceptación en países extranjeros, los líderes de la organización también están tuiteando mensajes en inglés.
Bajo el mandato del mulá Omar, los talibanes vetaron la educación escolar y el trabajo a las mujeres. Uno de los últimos tuits de Zabihullah Mujahid, principal vocero del autoproclamado Emirato Islámico de Afganistán, pide a las mujeres que "reanuden sus trabajos de manera regular". "El Emirato Islámico no tiene ningún problema con la reanudación de sus trabajos", asegura.
En una entrevista concedida a The New York Times, la primera que ofrecen los insurgentes cara a cara con un medio occidental tras regresar al poder, Mujahid confirma que la música sí que estará prohibida bajo el nuevo gobierno talibán.
Mujahid publicó el jueves otro tuit que refleja bien la nueva imagen que quieren ofrecer. Esta vez, el comentario era una respuesta oficial rápida a la masacre en las afueras del aeropuerto de Kabul perpetrada por la facción afgana del ISIS. "El Emirato Islámico condena enérgicamente el bombardeo de civiles en el aeropuerto de Kabul. El atacante golpeó poco después del mediodía frente a una base militar estadounidense. El Emirato Islámico está muy preocupado por la seguridad y protección de su pueblo. Los círculos malignos se detendrán con toda su fuerza", escribió el portavoz.
Además de Mujahid, el nuevo aparato talibán cuenta con un portavoz político para los medios de comunicación en inglés, Suhail Shaheen, muy activo también en la red social. El número de seguidores de ambos ha crecido como la espuma en las últimas semanas. Otro talibán, Tariq Ghazniwal, actúa como investigador de los derechos humanos y de las mujeres. La web oficial del grupo, Al Emarah, se publica en árabe, inglés y otras lenguas habladas en el territorio, como el pashto, el dari y el urdu.
El uso de los smartphones ha tenido cierto peso en la exitosa ofensiva talibán de las últimas semanas. Twitter no se ha utilizado únicamente para lanzar mensajes oficiales. Los insurgentes están utilizando miles de cuentas, algunas oficiales y otras anónimas, para asustar a los civiles afganos, según el NYT.
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