El ministro de Asuntos Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, ha reiterado este domingo el recelo de su país a la entrada de Suecia y Finlandia en la Alianza Atlántica tras denunciar una vez más los vínculos entre ambos países con el Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado por Ankara como una organización terrorista, si bien ha ratificado su respaldo a la política de "puertas abiertas" de la OTAN como gesto de solidaridad.
"Nosotros respaldamos en principio esta política como hemos hecho en el pasado. La solidaridad es importante para la OTAN, en particular cuando nos enfrentamos a las amenazas", ha declarado Cavusoglu en rueda de prensa desde Alemania, donde se está celebrando la reunión de ministros de Exteriores de la OTAN para tratar la invasión rusa de Ucrania y la adhesión de estos países.
Sin embargo, Turquía, que tiene derecho de veto, se ha mostrado disconforme con la incorporación tras denunciar que ambos países proporcionan ayuda al PKK y a sus aliadas Unidades de Protección Popular (YPG).
"El hecho de que Suecia preste ayuda al PKK y a las YPG nos resulta perturbador, y así se lo hemos dicho a nuestros aliados. Estos dos países se reunieron con terroristas y esta actitud nos parece inaceptable. Creo que nuestras preocupaciones son bastante legítimas y nuestras preocupaciones, obvias", ha aseverado Cavusoglu, antes de denunciar que "ambos países mantienen limitaciones hacia nuestras licencias de la industria militar defensiva".
"Es algo que no puedes aceptar en una situación normal. Es algo que haces con los enemigos. Se nos han ofrecido ciertos ofrecimientos al respecto y es algo que vamos a estudiar", ha indicado. "No es que nos opongamos a la expansión de la OTAN pero gente que se reúne con terroristas no puede pertenecer aquí, y así lo seguimos manteniendo", ha reiterado Cavusoglu.
El ministro ha insistido en que sus quejas "no salen de la nada" y ha pedido garantías de que, en el caso de ser aceptados como miembros de la OTAN, Suecia y Finlandia cumplan con la petición de Turquía para que se desvinculen por completo de estas organizaciones. "Tiene que haber una garantía de seguridad, no solo para nosotros, sino para todos los aliados, de que su apoyo al terrorismo ha terminado, así como de la abolición de las limitaciones a nuestras exportaciones", ha añadido.