Ucrania permanece desde hace días estancada en una encrucijada por la que antes ya pasaron otros países. La población está dividida entre quienes piden a gritos que se siga adelante con las negociaciones para tratar la adhesión a la Unión Europea y quienes defienden que las cosas sigan como están, con mayor cercanía estratégica con Moscú. Las informaciones que llegan de uno y otro lado son, una vez más, confusas, ya que los principales actores están moviendo los hilos con la discreción acostumbrada.
Las manifestaciones de los opositores en las calles de Kiev estallaron al conocerse que el presidente Víktor Yanukóvich no firmaría el Acuerdo de Asociación en la cumbre celebrada en Vilna el pasado 29 de noviembre. El gesto fue interpretado como un paso atrás en el proceso proeuropeo y un nuevo guiño hacia Rusia, aunque el propio Yanukóvich quiso explicar que había diferentes puntos sobre los que habría que debatir más en profundidad porque el acuerdo era desfavorable para sus intereses. "Nos aceptan y nos ponen de rodillas. Creo que no hay que ceder, tenemos que proteger nuestros propios intereses", declaraba el presidente a la televisión ucraniana.
Ucrania viene perdiendo entre 15.000 y 20.000 puestos de trabajo al mes desde agosto y entre 675 y 900 millones de euros en intercambios comerciales, según su viceprimer ministro
Lo cierto es que la postura de Yanukóvich es compartida por numerosos expertos que estos días están alertando de los problemas que supondrá esta firma de adhesión, principalmente económicos. Algunos de ellos consideran que el acuerdo propuesto a Ucrania es de tipo colonial, con dosis de presión económica y también política. Al contrario que a otros nuevos miembros, no se les ha ofrecido préstamos baratos a largo plazo para mejorar el nivel de la economía del país hasta los baremos europeos. Además, se les ha exigido la reducción del déficit presupuestario, algo prácticamente imposible en la situación actual -el viceprimer ministro, Yuri Boiko, afirmaba que Ucrania viene perdiendo entre 15.000 y 20.000 puestos de trabajo al mes desde agosto, y entre 675 y 900 millones de euros en intercambios comerciales-.
Cifras económicas de la adhesión
El propio primer ministro, Nikolai Azárov, explicó que había que mirar detenidamente lo que supondría para el país la entrada en la UE, especialmente en lo que a gastos se refiere. La mera introducción de los estándares tecnológicos de la UE le costaría a Kiev entre 100.000 y 160.000 millones de euros en los próximos diez años. Además, Azárov ha criticado abiertamente las duras condiciones impuestas por el FMI para refinanciar los créditos concedidos a Ucrania en 2008 y 2010, ya que supondrán un incremento de las tarifas de gas y calefacción para la población en un 40%, la congelación de los salarios, un notorio recorte del gasto público o el recorte de las subvenciones energéticas.
Desde que se han intensificado las conversaciones con Bruselas, el volumen de exportación de Ucrania a Rusia ha caído un 25%
"El conflicto se reduce a la división del país. La parte oriental es de población rusa, allí se encuentran las cuencas mineras y la mayor parte de la industria, que se vería perjudicada con la entrada en la UE. El presidente es de esta zona. La parte occidental es nacionalista, son los que se están movilizando. Aunque existan beneficios con la adhesión, la economía ucraniana se resentiría demasiado. La agricultura resulta clave, la industria comercia principalmente con Rusia, y la energía depende también de Moscú...", apunta una fuente experta a Vozpópuli.
El problema para Kiev es que además de echar cuentas sobre lo que le supone una adhesión europea, tiene que analizar a fondo lo que dicho acuerdo conllevaría en sus relaciones -principalmente económicas, aunque no exclusivamente- con Rusia. Desde que se intensificaron las negociaciones Kiev-Bruselas el volumen de exportación de Ucrania a Rusia ha caído un 25%, según el presidente de la dirección de la asociación ucraniana 'Proveedores de la Unión Aduanera', Oleg Noguinski. Una adhesión supondría que la exportaciones ucranianas, no del todo competitivas en mercados europeos, acabarían en los mercados rusos. A su vez Rusia aumentaría los aranceles sobre estos bienes hasta igualarlos al de los proveedores europeos, de manera que sería poco rentable para los productores de Ucrania -actualmente no se aplica esta tasa arancelaria a la producción ucraniana salvo con el azúcar blanco, y las mercancías se tramitan con un procedimiento simplificado-.
"El ahorro directo en el presupuesto estatal por el ingreso en la Unión Aduanera podría ser de 6.000 a 9.000 millones de dólares anuales sólo por la supresión de los aranceles de importación y de exportación en el petróleo y gas. Además, la facilidad de acceso de las mercancías ucranianas al mercado de la Unión Aduanera aportará unos 2.000 o 3.000 millones de dólares más a la economía ucraniana", defendía Noguinski en Rusia Hoy.
La adhesión podría suponer que los productos ucranianos, no tan competitivos, acabarían en los mercados rusos, que aumentarían los aranceles sobre estos bienes haciéndolos poco rentables
Como en este punto existen diferentes intereses cruzados, Rusia propuso a la Unión Europea mantener conversaciones a tres bandas, ya que el proceso de negociación se desarrollaba cerca de sus fronteras y afectaba a sus intereses, pero Bruselas se negó. De cualquier forma, Yanukóvich se ha reunido este viernes con Putin en Sochi aprovechando la parada en el viaje de vuelta del presidente ucraniano de su viaje a Pekín, aunque no ha trascendido sobre qué versó el encuentro.
Estrategia también política
Detrás de los diferentes argumentos y del baile de cifras que una y otra postura defienden, existe también una motivación política en las negociaciones Kiev-Bruselas. Como explican los periodistas Zagoródnov y Surkov en un medio ruso, en 2011 el Parlamento Europeo adoptó una resolución en la que la firma del Acuerdo de Asociación entre Ucrania y la UE quedaba condicionada a la liberación de Yulia Timoshenko y a que se le permita además participar en futuras elecciones presidenciales. Y este es un elemento con el que no quieren contar ni el partido gobernante ni la oposición, ya que aunque no participe como tal, sí que puede influir notablemente en el resultado, algo que perjudicaría a Yanukóvich y a los líderes de la oposición: Yatseniuk (Batkivshina), Klichko (UDAR) y Tianibok (Svoboda). "Cada uno se ve a sí mismo como el principal candidato opositor y cree que la activa participación de Timoshenko en la campaña, aunque sea indirecta, puede desbaratar todos sus planes", explican.
El Parlamento Europeo condicionó en 2011 la firma del Acuerdo de Asociación a la liberación de Yulia Timoshenko y a su opción de participar en futuras elecciones presidenciales
Mientras tanto, diferentes actores interesados han salido a mostrar su postura sobre la actual situación del país de la Revolución Naranja. El propio Putin ha salido a desmentir que las manifestaciones y protestas en Kiev sean una revolución, ya que se trata "de disturbios locales que no tienen nada que ver con las relaciones entre Kiev y la UE. Es la oposición ucraniana que trata de desestabilizar al Gobierno legítimo". El ministro de Asuntos Exteriores francés, Laurent Fabius, también quiso desmentir que se tratara de un golpe de Estado, y al igual que la canciller Angela Merkel, el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz, o la propia ONU, han solicitado que se defienda el derecho de todos los ciudadanos a manifestarse, y piden que haya diálogo en lugar de represión. Desde EEUU también se quiso apuntar que el camino más seguro para la democracia en Ucrania pasa por Europa.
Las protestas en las calles, lejos de apaciguarse, parecen seguir adelante con más firmeza. Los manifestantes exigen la renuncia de Yanukóvich, algo bastante complicado porque requiere al menos tres cuartas partes de los votos de la Rada (Parlamento) para iniciar el procedimiento parlamentario. También es improbable que dimita el Gobierno, al menos mientras el presidente siga siendo el mismo.
Rusia, ¿amiga o enemiga?
Desde que las manifestaciones colapsaran Kiev, muchas son las opiniones que las dos posturas encontradas han lanzado al aire, aunque los propios ucranianos empiezan a dudar de la fiabilidad de los medios de comunicación. La pasada semana el periodista Alexander Baunov escribía que lo que realmente quiere Europa es a Rusia, no a Ucrania. "A la familia europea en general Ucrania no le importa. Según el último Eurobarómetro, la mayoría de los ciudadanos consideran que el proceso de ampliación de la UE ha finalizado. Pero la familia europea toma las decisiones sobre Ucrania, Georgia, Moldavia, Bielorrusia, etc., partiendo de sus relaciones con Rusia. Europa opina que no hay que dejar las cosas al azar, porque es peligroso y puede llevar a la expansión de Rusia", escribe.
"En Europa saben que la separación de Ucrania y Rusia no es empresa fácil, pero quieren que Ucrania pague ella misma el coste con entusiasmo y con la fe en su sueño", explica un periodista
Siguiendo con su argumento, defiende que la razón principal del acercamiento entre Europa y Ucrania no está en la atracción de Europa hacia Ucrania, sino en el rechazo de Moscú por parte de Europa. "En Europa saben que la separación de Ucrania y Rusia no es empresa fácil, pero quieren que Ucrania pague ella misma este coste con entusiasmo y con la fe en su sueño. Pero la adhesión a la Unión Europea no ha vuelto más occidental a ningún país de la Europa del Este", sentencia.
Una versión desfigurada
Muchos de los ucranianos, especialmente los que están fuera de su país, critican que los medios de comunicación están dando versiones alteradas o manipuladas de lo que en realidad ocurre en Kiev, donde existe un importante descontento con el presidente y sus privilegios. "Cuando Yanukóvich está en la ciudad, cada día te cortan el tráfico para permitir que él o sus hijos lleguen al trabajo sin encontrar atasco, mientras la gente se tira 40 minutos en el coche sin moverse, esperando. Sus hijos se han convertido en los hombres más ricos del país y se monopolizan las principales industrias en manos de los más allegados. La corrupción aquí y allí son diferentes. Aquí se escandaliza la gente por 6.000 euros, y allí hablamos de millones y millones de euros", explica Evgeniya, ucraniana residente en España, a Vozpópuli.
"Nosotros no somos rusos, no estamos acostumbrados a que usen la violencia contra una manifestación pacífica, porque los ucranianos somos muy pacíficos", explica una ucraniana en España
Las acusaciones de corrupción apuntan también directamente al presidente, quien se ha construido una importante mansión en un pueblo a 20 kilómetros de Kiev. "Cuando le preguntan, dice que no es de su propiedad, sino de unos amigos que amablemente se la han cedido para que viva allí. En la carretera hasta Kiev el carril central es para uso del presidente. Son cosas increibles que tienen hartos a los habitantes de la capital", se queja Evegeniya, quien hace referencia a una carta en la misma línea de Aleksandra Kovaleva que Irina Grabovska ha difundido por todas las redes y que evidencia este malestar.
Para ella, el hecho más lamentable fue el violento desalojo policial de los manifestantes del pasado día uno que dejó numerosos heridos, por el que incluso el primer ministro ha salido a pedir disculpas. "Es una vergüenza, nunca había pasado antes. Nosotros no somos rusos, no estamos acostumbrados a que usen la violencia contra una manifestación pacífica, porque los ucranianos somos muy pacíficos. No se queman coches ni contenedores ni se saquean tiendas, la gente está allí hablando, bailando o cantando canciones ucranianas. Se está extendiendo la hipótesis de que el Gobierno utilizara a provocadores para reventar la manifestación y desatar las cargas", comenta.
Desde España esta ucraniana intenta mantenerse al día de lo que ocurre en su país, y confiesa que cree que la mejor opción sería Europa. "Yo creo que al principio va a ser un shock para todas las industrias porque los productos que producimos están muy lejos de los estándares europeos, pero teniendo la visión a largo plazo, creo que sería un cambio positivo", sentencia.
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