Los líderes de los mayores países de la Unión Europea y las autoridades comunitarias hicieron este sábado frente común en sus reuniones con el primer ministro británico, Boris Johnson, para recordarle que el Reino Unido debe cumplir los acuerdos que suscribió al salir de la UE.
Johnson mantuvo entrevistas bilaterales con el francés Emmanuel Macron, la alemana Angela Merkel y los presidentes de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el Consejo Europeo, Charles Michel, antes de reanudar las sesiones plenarias de la cumbre del G7 en Cornualles (suroeste de Inglaterra).
La cuestión del protocolo sobre Irlanda del Norte, elemento nuclear del Acuerdo de Salida que rubricaron Reino Unido y la UE, centró las conversaciones, como reconocieron posteriormente las partes implicadas, sin que hayan trascendido avances por el momento.
Las autoridades comunitarias fueron contundentes al salir de su entrevista con Johnson: "Ambas partes deben implementar lo que se acordó. Hay unidad completa en la UE sobre esto", escribieron en Twitter Von der Leyen y Michel.
Ambos recordaron que el Acuerdo de Viernes Santo, de 1998, y la paz en Irlanda son "capitales" y que el protocolo suscrito por Londres "preserva" esos avances.
"Queremos las mejores relaciones posibles con el Reino Unido", subrayaron los máximos responsables de la administración comunitaria.
Diálogo entre Bruselas y Londres
Por su parte, Boris Johnson trasladó a sus interlocutores que espera "pragmatismo y concesiones" por parte de todos al tiempo que se protege la paz en Irlanda del Norte.
Según un portavoz de Downing Street, oficina del primer ministro británico, Johnson está comprometido con "buscar soluciones prácticas dentro del marco del protocolo que protejan los objetivos del Acuerdo de Viernes Santo y minimicen el impacto en la vida diaria de los habitantes de Irlanda del Norte".
Y acordó con los líderes europeos la "necesidad" de que se mantenga el diálogo entre Bruselas y Londres para resolver las cuestiones pendientes, según la fuente.
El próximo 30 de junio expira el período de gracia pactado con el Reino Unido para el comienzo de la aplicación de controles aduaneros en el mar de Irlanda a productos cárnicos procesados, algo que Londres baraja prorrogar de forma unilateral.
Ante lo que ya se conoce como la "guerra de las salchichas", la UE se plantea responder con aranceles a las medidas unilaterales británicas.
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