Internacional

La Unión Europea gasta 5 millones de euros en convertir hasta doce ciudades en 'zonas emocionales'

Las ciudades emocionales buscan favorecer al máximo la salud y la estabilidad mental. Y la UE está invirtiendo casi 5 millones de euros en convertir 12 ciudades en 'ciudades emocionales'

Las ciudades emocionales son un concepto de ciudad cuyo objetivo es favorecer al máximo la salud y la estabilidad mental. Unas zonas 'zen' donde la convivencia sea agradable, los hábitos de vida poco estresantes y la arquitectura favorable para la paz mental. Y por mucho que parezca de dibujos animados, la Unión Europea está invirtiendo casi cinco millones de euros en convertir doce ciudades en 'ciudades emocionales', en entornos inteligentes, sostenibles e inclusivos.

Así se desprende de los datos de la página web de la Comisión Europea. Concretamente, para el proyecto, llamado 'eMOTIONAL Cities - Mapping the cities through the senses of those who make them' (eMOTIONAL Cities - Mapeando las ciudades a través de los sentidos de quienes las hacen, en español), se han invertido  4.999.838,74 euros de los fondos europeos. El objetivo es que se termine este proyecto el 28 de febrero de 2025 y llevan trabajando en él desde el 1 de marzo de 2021.

Está coordinado por el Instituto de Geografía y Ordenamiento del Territorio de la Universidad de Lisboa, en Portugal, y los organizadores lo presentan así: "Comprender la interacción entre las personas y los espacios urbanos es clave para encontrar formas de mejorar la salud de los ciudadanos. En particular, las señales generadas en nuestra arquitectura neurobiológica, que controla nuestras emociones y decisiones, durante esta interacción pueden proporcionar información invaluable. El proyecto eMOTIONAL Cities, financiado con fondos europeos, caracterizará los desafíos y las desigualdades en materia de salud urbana".

¿Y por qué la Unión Europea ha decidido invertir en estas ciudades emocionales? Porque consideran que el frenético ritmo de vida que llevamos necesita que nos adaptemos para intentar frenar los casos de desequilibrios psicológicos. "A medida que el mundo se vuelve más urbanizado, las ciudades del futuro deben estar centradas en las personas. El conocimiento sólido basado en evidencias sobre los procesos biológicos y psicológicos subyacentes, mediante los cuales la planificación y el diseño urbanos influyen en los circuitos cerebrales y el comportamiento humano, será fundamental para la formulación de políticas".

Otra de las bases del proyecto es que las investigaciones centradas en las señales que se desencadenan en "nuestra arquitectura neurobiológica", responsable de las emociones y decisiones, mientras los humanos interactuamos con el entorno urbano arrojarán luz sobre cómo mejorar la salud física y/o mental de la población.

"El proyecto eMOTIONAL Cities fue diseñado para caracterizar completamente la intensidad y complejidad de los desafíos y las desigualdades en salud urbana", continúa la explicación del proyecto. Aparte del impacto en la salud mental, "el análisis también aborda aspectos de género y contempla un estudio clínico para mostrar que el diseño urbano puede impactar en una población anciana vulnerable en riesgo de desarrollar demencia".

El método utilizado por la UE para ello aúna neurociencia, tecnología, como Inteligencia Artificial y Big Data, y conocimientos en diseño urbanístico para obtener las mejores conclusiones posibles. Con ello se prevé mejorar la salud de los ciudadanos, tanto en términos físicos como mentales. "Su trabajo conducirá a un innovador mapeo de ciudades eMOTIONAL que se producirá a partir del análisis espacial de datos sociales y de salud y experimentos de neurociencia. Para ello, el proyecto se basará en la planificación y el diseño urbano, la neurociencia y la ciencia y tecnología de datos", se lee en otro apartado.

"Se hace un seguimiento ocular, se observa la expresión facial, se obtienen datos a través de electrocardiogramas y electroencefalogramas para tener el máximo conocimiento de las diferentes reacciones que se producen", indica Ana García, directora de Máster en LCI Barcelona y fundadora del estudio NeuronaLab.

"Consiste en recoger de manera minuciosa la respuesta fisiológica de las personas con su entorno urbano y construido. Los resultados obtenidos seguramente nos ofrezcan un marco de referencia en el que apoyarnos como diseñadores para mejorar la experiencia de los ciudadanos con el medio en el que se desenvuelven cotidianamente", especifica la especialista. El análisis es tan exhaustivo que se estudia la respuesta galvánica de la piel o el tiempo de duración de una mirada ante un estímulo que haya en el entorno.

En el proyecto están implicados distintos organismos de diferentes ciudades: la Facultad de Medicina de la Universidad de Lisboa; la Universidad de Michigan; varios académicos de la Universidad de Cambridge; la empresa Climateflux, en Münich; el Starlab de Barcelona; la empresa de neurociencia NeuroGEARS LTD, en la ciudad inglesa St Albans; la sede de esta organización en Portugal, en Costa de Caparica; la Universidad Técnica de Dinamarca, en Kongens Lyngby; la universidad Técnica de Tallín, Estonia; otra empresa portuguesa, Byteroad, en el municipio de Estrela; la sociedad portuguesa de Innovación, en Oporto; y la Universidad de Tatu, en Estonia.

Todos estos organismos trabajan en conjunto para investigar sobre este concepto de ciudades emocionales, que favorezcan los buenos hábitos de salud mental, empezando por las ciudades dónde se encuentran.

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