En las últimas semanas se han producido varias acciones de ecologistas contra diferentes obras de arte. El primer objetivo de estos días fue el cuadro de 'Los Girasoles' de Van Gogh en la National Gallery de Londres, dos jóvenes activistas arrojaron salsa de tomate sobre la emblemática obra del neerlandés.
Las autoras del 'ataque' forman parte de la plataforma Just Stop Oil, una organización que denuncia la explotación de yacimientos de petróleo y gas. A principios de mes de julio este grupo ya había irrumpido en la National Gallery de Londres y cinco miembros pegaron sus manos con pegamento al marco de 'La Última Cena', una de las pinturas más reconocidas de Leonardo da Vinci, y escribieron su lema con spray en la pared.
Obra de Claude Monet
Diez días después del acto contra el cuadro de Van Gogh, otra mítica obra de arte se convirtió en el objetivo de dos activistas alemanes, que forman parte del grupo de protesta a favor del medio ambiente y en contra del cambio climático Last Generation. Varios activistas lanzaron puré de patata sobre un cuadro del pintor impresionista francés Claude Monet, expuesto en el Museo Barberini de Potsdam, al sur de Berlín.
En la acción participaron cuatro personas, incluidas dos activistas que lanzaron la masa viscosa y se pegaron con pegamento al suelo. La organización exige a la clase política tomar medidas efectivas para limitar el cambio climático.
Escultura de Carlos III
Este lunes una nueva acción de los ecologistas de Just Stop Oi ha saltado a los medios. Unos activistas han manchado con una tarta de chocolate a la cara del modelo de cera del Rey de Reino Unido, Carlos III. La propia asociación ha compartido los nombres y edades de los ecologistas que han manchado la figura: Eilidh McFadden y Tom Johnson, de 20 y 29 años, respectivamente.
La 'Mona Lisa'
El pasado mes de mayo, el cuadro más conocido de Leonardo da Vinci, la Gioconda, sufrió un 'ataque' por parte de uno de los visitantes. El autor, cuyos motivos son aún desconocidos, arrojó una tarta contra la pintura. Por fortuna, el cristal protector de la obra evitó que el dulce le dañase.
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