Tel Aviv es ahora un puzle con dos piezas difíciles de encajar: sus ciudadanos aprovechan las horas de más calor para echarse a las calles, tomar el sol en las plazas y charlar; pero en cada esquina, allá donde se mire, hay un recordatorio de que la guerra es real. Son los rostros de los secuestrados: “Bring them home now”, rezan los eslóganes, exigiendo la liberación de 134 rehenes que aún permanecen en manos de Hamás. Han pasado más de cuatro meses desde la ofensiva terrorista sobre los kibutz, con más de un millar de muertos y desaparecidos, y la guerra ya se enquista en la sociedad local, con un creciente clamor para exigir el fin del conflicto.
Vozpópuli viaja a Tel Aviv en unas jornadas marcadas por la convulsión política y social de la ciudad. Veintiún personas fueron detenidas este sábado en el marco de unas manifestaciones contra el Gobierno de Benjamin Netanyahu, exigiendo su dimisión. No faltan las voces que critican al primer ministro israelí -quien sostiene su Ejecutivo en un complicado equilibrio político- y le culpan de una gestión inadecuada durante la ofensiva terrorista de Hamás del pasado 7 de octubre.
Aunque la guerra obliga a posponer cualquier tipo de comisión de investigación interna sobre la cadena de fallos que propició aquella matanza -especialmente en términos militares y de Inteligencia-, impera la sensación de que se desatendieron algunas señales que alertaban de un planeamiento a gran escala como el de Hamás.
“En 2014 se intervinieron informes a Hamás que hacían pensar en un ataque terrorista de esta envergadura"
“En 2014 se intervinieron informes a Hamás que hacían pensar en un ataque terrorista de esta envergadura”, detalla a este diario Yoel Schwartz, historiador y analista de los acontecimientos que atraviesa Israel desde el comienzo de la presente guerra. Schwartz cree que había “señales” de que los integristas planeaban un golpe a gran escala contra el país hebreo, pero que no fueron atendidas con las diligencias debidas.
‘Muro de Jericó’
Según apunta, las fuerzas israelíes intervinieron documentación sensible de Hamás en la guerra que transcurrió entre julio y agosto de 2014, en la Franja de Gaza: “Los informes se centraban en un ataque contra Israel de gran magnitud”, apunta Schwartz. Un planteamiento que encaja con la existencia de un informe elaborado por las fuerzas hebreas, revelado por 'The New York Times' y bautizado con el nombre de ‘Muro de Jericó’, para hacer frente a un ataque total de Hamás en las poblaciones del sur del país.
“Los detalles podían variar, pero lo cierto es que Hamás nunca ha descartado la idea de lanzar un ataque grande y poderoso contra Israel”, alerta Schwartz, quien insiste en que el “objetivo último” del grupo terrorista es la “desaparición” del país hebreo: “Nunca se han prestado a una negociación a largo plazo y nunca lo harán”.
Cabe recordar que el 7 de octubre Hamás atacó con toda su fuerza contra las posiciones israelíes. Mató a 1.400 personas y secuestró a cientos para llevárselas hacia la intrincada red de túneles subterráneos ubicados en la Franja de Gaza. 134 de ellas aún permanecen retenidas. Y sus rostros están omnipresentes en Tel Aviv: en los pasillos del Aeropuerto Ben Gurion, en la rebautizada como la Plaza de los Secuestrados, en escaparates, señales de tráfico, en los muros empapelados de la ciudad.
Un recordatorio constante de una herida que aún sangra. “¿Hasta cuándo?”, es la pregunta que más se repite en las calles. “¿Hasta cuándo permanecerán secuestrados?”. “¿Y hasta cuándo durará esta guerra?”. Aunque la ofensiva militar mantiene activa toda su maquinaria, la creciente presión internacional y las protestas sociales claman por el cese de las hostilidades: las negociaciones que estos días se desarrollan en París se antojan claves para determinar el futuro más inmediato que le espera a la región.
La remilitarización de Israel
Lo que sí se da por hecho es que los ataques del 7 de octubre y la posterior ofensiva militar obligan a Israel a replantear su estrategia de Defensa a corto y medio plazo. “Israel necesita más soldados -asegura Schwartz-, tantos como para ocupar la frontera sur como para probablemente hacerse cargo de la seguridad de la Franja de Gaza que muy probablemente los próximos años seguirá en manos de Israel”.
A esta situación hay que añadir la crisis que se vive en la frontera norte, bajo el continuo intercambio de cohetes con Hezbolá. La situación de inseguridad ha obligado a evacuar a 70.000 personas y a desplegar un fuerte contingente en la región. Si las Fuerzas de Defensa de Israel cuentan con unos 170.000 efectivos, actualmente hay movilizados alrededor de 300.000 reservistas.
"La sociedad israelí se prepara para su remilitarización"
“La sociedad israelí se prepara para su remilitarización -advierte Schwartz-. Ya se ha aumentado el periodo de servicio militar obligatorio, pasando de 2 años y 8 meses a 3 años. Pero debido a estos despliegues habrá un aumento de la cantidad de plantilla, un incremento de los días de servicio de cada reservista y mucho más material militar”.
Y es que aunque la presión por alcanzar un alto el fuego aumenta, dentro y fuera de sus fronteras, Israel asume que el conflicto no es más que el punto de partida para una nueva época: más militar, con un mayor despliegue y con una sociedad -aún más- implicada en cuestiones de seguridad.
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