Mazda está en pleno proceso de actualización de su gama de modelos, entre los que el CX-5 ocupa un lugar destacado para atraer a nuevos clientes de un segmento que sigue avanzando en lo que a cuota de mercado se refiere. Conscientes de ello, la marca japonesa cuenta con una gama de su nuevo SUV sin duda muy completa, con versiones para todos los gustos, desde motores de gasolina con tracción delantera y precio ajustado hasta variantes tan completas como el que ocupa nuestra prueba a fondo, dotado de todo lo necesario para hacer frente a los rivales alemanes más distinguidos.
Cuenta para ello con un interesante motor Diesel de 150 CV —para los que necesiten más dinamismo hay una variante con 175 CV— unido a un moderno cambio automático de seis velocidades y a un elaborado sistema de tracción total permanente, con el que no sólo garantiza una notable movilidad en campo, sino además un comportamiento sobre el asfalto más eficaz. A cambio, peso y consumos son algo más elevados, como también lo es el precio. Respecto a la versión manual con el mismo motor y tracción delantera, son 100 kilos más en la báscula, algo más de un litro extra de consumo cada cien kilómetros y casi 9.000 euros más caro, fruto no sólo del cambio automático y la tracción total, sino de un equipamiento más completo como corresponde al acabado Luxury.
Una combinación que hace de este CX-5 un SUV tan completo como para situarlo capaz de hacer frente a modelos referentes en el segmento, por calidad y confort de rodadura, agrado de funcionamiento y rendimiento. A diferencia de la versión de gasolina con cambio automático, con este Diesel de 2,2 litros de cilindrada sí resulta muy sencillo moverse en carretera, en trazados de todo tipo, a ritmos elevados, de manera mucho más natural. Se nota desde el momento de iniciar la marcha que el motor Diesel encaja de mejor manera con el cambio automático, ganando velocidad desde parado con mayor rapidez y sintiendo como empuja desde bajo régimen con más intensidad. Un motor muy completo en términos absolutos, pues a la suavidad que exhibe desde bajo régimen se une una entrega de potencia muy lineal y progresiva, pero siempre con un notable empuje que nos lleva a disfrutar de una sólida respuesta desde poco antes de alcanzar las 2.000 vueltas. Por ello, se siente muy cómodo incluso conduciéndolo entre el tráfico urbano, con una notable finura de funcionamiento.
Si en ciudad el CX-5 con esta combinación agrada por su buen funcionamiento, algo en lo que también brillaba la versión de gasolina, en carretera se sitúa muy por encima de este último, tanto por el dinamismo que imprime como por unos consumos claramente por debajo de aquél. No necesita tanta atención en la conducción para lograr ritmos de crucero elevados, moviéndose por encima de los 140 km/h sin tener casi que buscarlo. A poco que nos dejemos llevar, estamos sobrepasando los 150 km/h de marcador, aunque con unos consumos no especialmente ajustados. A ritmo algo más pausado, sobre los 130-140 km/h, se sitúan ligeramente por encima de los 8,5 l/100 km, subiendo de 9 a poco que los cambios de ritmo sean frecuentes. Cuando lo bajamos, la curva de par del motor 2.2 Skyactiv-D y la rapidez de gestión del cambio automático permite ganar velocidad con rapidez o realizar adelantamientos con mucha soltura, con la impresión de disfrutar de más potencia de la oficial.
Y si cambio y motor resultan una combinación muy recomendable, también lo es el sistema de tracción total, que dota al CX-5 de una notable mejora en términos de eficacia sobre el asfalto, ya sea en conducción rápida o en condiciones de baja adherencia… o en ambos casos a la vez. Y es que si bien a ritmo tranquilo el CX-5 de tracción delantera se desenvuelve con eficacia, con la tracción total se disfruta de un plus de motricidad que hace más sencilla la conducción. Ayuda también un reparto de pesos más equilibrado, con una dirección que sigue siendo muy directa para tratarse de un SUV y unas reacciones en general rápidas. Poco balanceo de carrocería y una notable estabilidad a alto ritmo facilitan mucho la conducción, disfrutando de verdad casi como si de un turismo se tratara.
Y por dentro, ofrece mucho espacio, tanto en las plazas traseras como en el maletero, en el que la anchura del piso admite transportar grandes objetos, como bolsas de palos de golf, sin problema alguno para adaptarlos a las formas del mismo. El sistema de cubre equipaje anclado al propio portón ayuda a mejorar el manejo de la carga, pues al abrir el mismo el hueco que queda es muy amplio, tanto por anchura como por altura.
DATOS COMERCIALES:
Versión: CX-5 2.2 Skyactiv-D Style 4WD Automático
Precio: 35.980 euros
Garantía: 3 años o 100.000 kilómetros
Revisiones: cada 20.000 kilómetros
DATOS TÉCNICOS
Motor: 4 cilindros en línea
Cilindrada: 2.189 cm3
Potencia máx.: 150 CV a 4.500 rpm
Par máximo: 380 Nm a 1.800 rpm
Tracción: Total permanente
Caja de cambios: Automática de 6 velocidades
Vel. máxima: 194 km/h
Acel. 0 a 100 km/h.: 10,2 seg
Dimensiones: 4,55 / 1,84 / 1,67 m
Capacidad de maletero: 463 litros
Depósito de combustible: 58 litros
Consumo medio en recorrido de pruebas: 8,7 l/100 km
Autonomía máxima: 667 km
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