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Siete bosques españoles donde disfrutar de la primavera

Toda estación tiene su atractivo, pero la primavera es de las que cuenta con más adeptos por muchas razones. Entre ellas, que en esta época la naturaleza está con el guapo subido. Por eso la llegada de la estación primaveral es una buena excusa para coger el coche y plantarse en cualquier rincón donde haya verde del que disfrutar, sobre todo si ese lugar ofrece una estampa de postal con la que deleitar la vista. 

Los bosques españoles cumplen esas dos condiciones, y algunos de ellos con matrícula. En estos siete descubrirás la primavera con todas las letras. ¡Palabra!

Fragas do Eume (A Coruña)

Si buscáis uno de esos bosques casi completamente vírgenes que parecen sacados de un mundo de fantasía, el parque natural que se encuentra en las riberas del río Eume es una opción perfecta. Con una exuberante vegetación que tiñe las más de 9.000 hectáreas de verde, este espectacular rincón natural está considerado uno de los bosques atlánticos de ribera mejor conservados de Europa. Recorrer parte de su interior descubriendo robles, fresnos, chopos y decenas de especies distintas de helechos además de fuentes y cascadas es un plan que llega a enviciar. Para repetir.

Bosque de Oma (Vizcaya)

Lo llaman el Bosque Animado, y desde que el artista Agustín Ibarrola lo creó hace ya más de 30 años no ha dejado de crecer el interés por este lienzo natural en el que cada uno ve un bosque distinto. Ubicado en una de las laderas del valle de Oma, la obra del pintor y escultor bilbaíno consiste en un grupo de pinos que pintó de distintos colores jugando con las perspectivas y planos de profundidad. Otro punto a su favor es que se encuentra en la espectacular Reserva de la Biosfera de Urdaibai, un auténtico tesoro para los aficionados a los paisajes de postal.

Montes de Valsaín (Segovia)

Los históricos montes de Valsaín, en la Sierra de Guadarrama, siguen conservando todo el encanto que ya encontraron en ellos los caballeros de la Edad Media que se disputaban sus dominios. De hecho, está considerado uno de los primeros espacios naturales protegidos del país desde que en 1541 se prohibió en estas tierras la caza, la pesca y la tala de acebos, robles y fresno. Ahora ocupan una superficie de más de 10.000 hectáreas en las que se pueden encontrar hasta 800 especies arbóreas además de decenas de plantas aromáticas. Un lujo para descubrir sin prisas.

Parque Natural de los Alcornocales (Cádiz y Málaga)

A caballo entre las provincias de Cádiz y Málaga, ostenta el récord de ser la masa forestal de alcornoques más extensa del mundo. Perderse en este paraíso de bosques donde encontrarás ríos, arroyos y embalses que mantienen vivo el lugar es una experiencia de las que merecen la pena. Además, es de las pocas zonas de la península donde es posible encontrar laurisilva, un tipo de bosque propio de terrenos con mucha humedad. También es un buen lugar para avistar buitres leonados, alimoches, águilas perdiceras o halcones peregrinos además de mirlos, martines pescadores, currucas o pinzones. Los aficionados al senderismo encontrarán decenas de opciones en esta enorme superficie natural donde lo ponen fácil para disfrutar.

Selva de Irati (Navarra)

Cualquier momento del año es bueno para perderse por este gigantesco bosque de haya y abeto, pero en primavera las suaves temperaturas permiten disfrutarlo aún más. Después de la Selva Negra alemana, este entorno de unas 17.000 hectáreas prácticamente vírgenes es el hayedo-abetal más extenso y mejor conservado de Europa. Pero además de su gran tamaño, lo que más llama la atención de este bosque es la facilidad con la que uno desconecta nada más pisar este paraíso verde. Toda una experiencia.

Las Batuecas - Sierra de Francia (Salamanca)

Perderse en las montañas y valles que forman este parque natural declarado Reserva de la Biosfera es un placer de los que ya quedan pocos. Allí, en medio de un terreno que parece alejado de todo, encontrarás bosques de alcornoque, encina, roble, castaño y rebollo que se entremezclan con madroño, acebo, tejo y también pino en las partes altas. Otro atractivo de este entorno son las pinturas rupestres del Neolítico que se esconden en las cuevas y abrigos del valle. Para cuando os canséis de ver naturaleza, no dejéis de acercaros al pueblo de La Alberca, una de las localidades salmantinas con más personalidad.

Monumento Natural de las Secuoyas del Monte Cabezón (Cantabria)

En la comarca de Saja-Nansa hay decenas de rincones naturales que merecen más de una visita, pero una de las imprescindibles por lo singular del espacio es la del Monumento Natural de las Secuoyas del Monte Cabezón. Se trata de una plantación de secuoyas de 2,5 hectáreas que se encuentra muy cerca del municipio de Cabezón de la Sal. La originalidad está en que no son nada habituales en la zona. Fueron plantadas hace casi 80 años y sobreviven alrededor de 850 ejemplares que ahora alcanzan unos 36 metros de altura. 

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