Pero que no os engañe el entorno bucólico y los fascinantes Mallos. Y menos los justos 37 kilómetros de recorrido total de la prueba, que así a priori pueden parecer poca cosa. La marcha es dura, pues nos esperan 1.266 metros de desnivel positivo, con unas rampas de hasta el 17% bastante técnicas, donde sólo los mejores evitarán echar el pie a tierra.
El índice interactivo de parámetros para bicicleta (IBP) de la prueba, es similar al de pruebas tan consolidadas como la Talajara o la Bardenas Extrem. Esta puntuación mide la dificultad del recorrido en función de los desniveles y los cambios de dirección y en los Mallos con 109 puntos, se concentra el mismo desnivel de estas pruebas clásicas, pero en un recorrido tres veces más corto.
Arroyos a cascoporro, collados, una topografía complicada y mucha piedra, harán de esta ruta una de las más entretenidas del panorama ciclista. La ruta cruza tres villas perdidas en las montañas de Huesca, en lo que fueron los terrenos de la dote del rey Pedro I de Aragón a su esposa Berta, uno de tantos reinos desaparecidos del siglo XI.
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El plato fuerte del día es la subida al cerro cabezón, para pasar de San Felices hasta Agüero: rampas que habrá que tomar con tranquilidad y con mucha atención para superar las rampas más fuertes del día. Serán tres kilómetros donde más de uno empujará la bici.
Paisajes impresionantes difíciles de alcanzar
El que vaya más relajado, podrá disfrutar sin duda de los abundantes bosques mediterráneos donde se desarrolla la prueba: densos montes de encina, pinares y matorrales jalonarán los que entre resuello y resuello levanten la vista de la pista.
La ruta termina por la calzada medieval de Murillo, donde daremos finiquito a los brazos y puede que nos salte algún empaste con tanta piedra, aunque la organización -muy bonachona- permite rodear este tramo final ¡así será!.
Esta tierra, además de numerosas vías de escalada en roca, donde los Mallos de Agüero, de Murillo y de Riglós son protagonistas indiscutibles, ofrece a los más sosegados los pantanos de la Peña y de la Sotonera, donde disfrutar de un baño, una tarde de pesca o de vela. Pero ojo a los más pudorosos: el naturismo está permitido.
Y no hay excusa para no ir con tiempo: disfrutar de los Mallos también será conocer el Románico, disfrutar de los vinos de la ribera del Gállego o disfrutar de la rica diversidad ornitológica de este rincón de Huesca: alimoches, buitres, quebrantahuesos, milanos… ¡y monte, mucho monte!
Puedes encontrar toda la información de la prueba en el blog oficial de la carrera.
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