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Los siete castillos con más solera repartidos por España

Dicen que la memoria de sus muros guarda historias de batallas, de legendarias defensas, de heroicas victorias. Pero también de pasiones cortesanas, de caballeros románticos, de amores y traiciones. Todos los castillos tienen algo de magia, y quizá por eso nos resultan tan atractivos. Visitarlos siempre es un buen plan, y lo mejor es que en España tenemos decenas de estupendas fortalezas a lo largo y ancho del país. Hoy os dejamos con 7 de los castillos con más solera.

Castillo de Almodóvar del Río (Córdoba)

Dicen que Plinio ya situaba la Carbula en esta colina junto al río Guadalquivir, aunque el castillo actual, de origen árabe, no se levantó hasta el año 740. Ya en el Siglo IX, a Almodóvar del Río se la conocía como Almudawar Al-Adna, y al castillo como el Castillo de Almudawar.

Después pasó por muchas manos: perteneció al Califato de Córdoba, a la Taifa de Carmona, a la Taifa de Sevilla, al imperio Almorávide y por último, al imperio Almohade. A sus puertas murió en el siglo XIII el rey Abed Mohamed y el castillo pasó entonces a Fernando III ‘el Santo’, quedándose a partir de ese momento entre propietarios cristianos.

Desde que a principios del siglo XX el conde de Torralva lo restaurara, es uno de los castillos mejor conservados. Ahora se puede visitar y conocer el patio de armas, la torre del homenaje, las mazmorras, la torre redonda...

Castillo de Coca (Segovia)

Se trata de una de las pocas fortificaciones que no fueron construidas sobre un cerro, aunque quizá lo más característico del castillo de Coca es que es uno de esos castillos de cuento que imaginábamos de niños, con almenas, torres, murallas y foso. Fue el tercer señor de Coca, Don Alonso de Fonseca, sobrino del arzobispo de Sevilla, quien mandó construirlo a finales del siglo XV y dicen que es una de las muestras del arte gótico-mudéjar español más impactantes. También acoge una historia trágica, la del marqués de Cenete, hijo del gran cardenal Mendoza, que acabaría escaldado por las brasas lanzadas desde las almenas cuando pretendía a una dama de los Fonseca. Después el castillo pasó a manos de la Casa de Alba, quien lo ha cedido al Ministerio de Agricultura hasta 2054. Uno de los que no hay que perderse.

Palacio Real de Olite (Navarra)

Otro de los imprescindibles en cualquier ruta de castillos es este alucinante palacio que fue sede de la Corte del Reino de Navarra hasta su conquista, cuando se incorporó al Reino de Castilla. En el British Museum aún se conserva la anotación que en el siglo XV hizo un viajero que conoció esta fortaleza-palacio, en la que decía: “Seguro estoy que no hay rey que tenga palacio ni castillo más hermoso y de tantas habitaciones doradas”.

En su interior se celebraron torneos, juegos de pelota e incluso corridas de toros, y además de sus espectaculares jardines y unas estancias en las que no faltaba detalle, llegó a tener hasta un zoológico. Si no lo conocéis aún, os encantará.

Castillo de Peñafiel (Valladolid)

Con unas vistas estupendas del Valle del Duero, el Duratón y el Arroyo Botijas, este castillo es de los más originales por su forma alargada con una sola puerta. Su historia comienza con Sancho IV de Castilla, quien entrega al infante don Juan Manuel la villa y todo lo necesario para levantar un castillo sobre la fortaleza construida tres siglos antes, en 1013. Después, una larga lista de enfrentamientos, herencias y donaciones hizo que fuera cayendo en distintas manos. Ahora, este castillo acoge el Museo Provincial del Vino, una combinación perfecta.

Castillo de Bellver (Mallorca)

De planta circular y dominando la ciudad con unas vistas espectaculares de la ciudad y el puerto de Palma, el castillo de Bellver es una joya de las que no se olvidan. Jaume II ordenó su construcción en el siglo XIV y fue residencia real a finales de ese mismo siglo, acogiendo a una larga lista de ilustres personajes a lo largo de la historia hasta llegar a nuestros días. El Ayuntamiento lo convirtió en sede del Museo de Historia de la ciudad y también de la Colección Despuig de escultura clásica. Un imprescindible de la lista.

Castillo de Manzanares El Real (Madrid)

El castillo de los Mendoza, o castillo nuevo de Manzanares El Real, construido sobre una ermita románico-mudejar, es uno de los castillos medievales mejor conservados. Además de un interior espectacular con patios y galerías con grandes ventanales de arcos de medio punto, y la amplia colección de tapices que alberga, una de las sorpresas del castillo son las vistas a la Sierra de Gadarrama. Actualmente acoge distintas actividades culturales durante todo el año.

Castillo de Belmonte (Cuenca)

Reformado por Eugenia de Montijo en el siglo XIX, dicen que su portada gótica es su mejor carta de presentación. Se empezó a construir en 1465 sobre una fortaleza medieval, pero las reformas de la emperatriz de Francia, casada con Napoleón III, le han dado el estilo francés neogótico que conserva en la actualidad. Para quienes quieran conocer cómo era la vida de quienes habitaban el castillo y sus alrededores en otros tiempos, una vez al año se celebran las jornadas de recreación histórica. 

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