Hay ríos que son tan discretos que no reciben el protagonismo que merecen y el Tormes es uno de ellos. Nace en el corazón de Gredos y después de esquivar las agrestes orillas de Barco de Ávila y saludar a Santa Teresa de Jesús en la población de Alba de Tormes, llega a Salamanca con una cierta dejadez. En lo personal, tienen más interés los pueblos que se apoyan en el curso del rio, como Trabanca, Villaseco de los Reyes o los más humildes como Carrascal y Palacio de los Dieces. Posiblemente, Ledesma es la población que más obliga a una vista. Su situación, sobre un risco, le convierte en un bastión de defensa que ya estaba poblada por los romanos, con el nombre de Bletissa.
Para recorrer el rio, lo mejor es tener una base de operaciones y desde hace unos años, Hacienda Zorita se ha convertido en un referente turístico. Lo hoy es uno de los mejores hoteles de la provincia puede presumir de ser un lugar cargado de historia. Cuentan las crónicas que Doña Inés de Alimónenes, virtuosa dama de la nobleza salmantina donó, en 1366 , “lugar y aceña de Zurita al Convento de San Esteban” regido por los frailes predicadores Dominicos, dando “casas e viñas e heredamiento de pan llevar, e Aceñas, e todos los otros algos que yo he en dicho lugar…”.
Allí pasaría muchos veranos Alfonso XI y más tarde el mismísimo Cristóbal Colón se alojaría varios meses preparándose para convencer a Fray Diego de Deza, confesor de Isabel la Católica, para que patrocinara su viaje hacia las Indias… Las negociaciones fueron duras y aquellas conversaciones de 1487 pasarían a la historia como las Conferencias de Valcuevo.
Historia y vanguardia
El lugar no podía ser mejor para un hotel con mucha personalidad. En las orillas del Tormes, con la austeridad propia del monacato pero con una lectura vanguardista que hace las delicias de cualquier curioso. Los sillares de la piedra franca de Villamayor, esa misma de Salamanca, dan forma a La Casa Grande, que es el edificio principal, un lugar perfecto para acondicionar las 22 habitaciones con las que cuenta el hotel.
Por encima de tópicos, aquí se han plasmado muchas de las ideas de lo que se debe entender por un hotel con carácter. Cómodo, confortable y personal. No sólo en el diseño de sus espacios, sino también en todos los elementos ornamentales. Muebles diseñados para cada espacio, tejidos de aspecto tosco y tacto delicado… En definitiva, una colección de piezas de buen gusto. Lo que eran celdas hoy aún mantienen una cierta austeridad, pero no nos confundamos que las camas son generosas y las almohadas son de pluma natural. Mantas de lana natural y delicadas sabanas de algodón para los enviados que optan por la “nueva vida monacal”. Paz, silencio y una cena sofisticada, que mañana será otro día.
Como complemento, su nuevo spa demuestra como la enoterapia no es sólo una palabra bonita. La recuperación del interior es casi tan importante como el exterior y eso mismo ha pasado en el edificio. Bodegas para los vinos, salas de catas y un entramado de espacios comunes lo convierten en un lugar perfecto para un retiro monacal moderno.
Si la recuperación de interior ha sido importante, no lo ha sido menos todo el trabajo realizado en jardines y edificios cercanos. El arte contemporáneo se mezcla con las antiguas estructuras de madera y hierro. Un brutalismo escultórico que genera toda clase de emociones. Aquí, la belleza es como el clima. Tan sobrio, como salvaje. Cuanto más duro es el invierno, más explosiva es la primavera… Lo que fueron días de bruma en invierno son ahora salvajes atardeceres de verano, porque Castilla no sabe mucho de términos medios.
HACIENDA ZORITA
Dirección: Ctra. Salamanca – Ledesma, km 12. 37115 Valverdón, Salamanca.
Tlf: 902 109 902 o 923 129 400.
Habitaciones: 22.
Precio: 120,00 €
Apoya TU periodismo independiente y crítico
Ayúdanos a contribuir a la Defensa del Estado de Derecho Haz tu aportación