Por suerte, o por desgracia, el oficio de farero también está siendo sustituido por los ordenadores y esos maravillosos edificios que marcan el horizonte están siendo transformados para toda clase de usos. Noruega es un buen ejemplo de cómo sus faros pueden ser una red de alojamientos diferente. Te damos algunas ideas.
Una extraña y deliciosa mezcla de arte y alojamiento. Este faro fue escenario de algunos de combates más intentos de la costa noruega en la segunda guerra mundial , pero ahora es un idílico lugar donde se integra el arte y la naturaleza. Las pinturas de Luci McLauchlan han quedado como referente de un paisaje tan rocoso como atractivo.
Además hay algunas casitas integradas dentro del conjunto que nos permite alojarnos algunos días frente al mar del norte, con la tranquilidad de poder irnos el día que el aburrimiento pueda con nuestra paciencia.
La carretera mira al sur… Estamos en Lindesnes, una zona muy famosa por sus faros y no podía faltar uno que pudiera ser nuestro alojamiento. Realmente es la antigua cabaña que servía como alojamiento al farero. Una casa sencilla y apacible, pero con una de las costas más emocionantes del sur de Noruega.
Parece ser que se construyó un primer faro en 1656, que luego fue abandonado, y se reutilizó en 1725. Es un lugar mágico por ser el punto más meridional de Noruega y también es un lugar muy peligroso para la navegación, y conocido como el “cementerio de barcos” por los frecuentes accidentes que allí ocurrían. Ha estado habitado hasta el año 2003.
Además estamos cerca de la famosa E-39, una de las carreteras panorámicas más bonitas del país. En las cercanías tenemos pueblos como Mandal, Vigeland Lyngdal. Un habitación retirada del mundanal ruido. Se puede contactar por e-mail:post@lindesnesfyr.no o teléfono:(+47) 90 20 78 10.
Estamos en las islas Lofoten, uno de esos sitios que hay que ver una vez en la vida. Puestos a buscar un lugar diferente. Se encendió por primera vez en 1864 y se automatizó en 1991.
Aprovechando el tirón turístico de las islas Lofoten las instalaciones se adaptaron en 1993 como alojamiento a los números visitantes. Que acuden allí por los salvajes atardeceres sobre Vestfjorden.
La instalación dispones de 15 habitaciones, dividias en tres edificaciones. Además tienen servicio de restaurantes para visitantes que no se alojen en las instalaciones del faro. El lugar es perfecto para conocer la famosa pesca del bacalao y ver ballenas en mar abierto. Las orcas y las ballenas piloto son un atractivo casi obligado. También podemos ver ballenas Minke, muy fáciles de reconocer por su oscuro dorso.
Al norte, muy al norte. Muy cerca del Cabo Norte, encontramos este alojamiento que es una referencia para los moteros en sus viajes por encima del círculo polar. Un paisaje dramático para descubrir el techo de Europa, después de recorrer la mítica Artic Highway.
Estamos por encima del paralelo 71. Un sitio perfecto para disfrutar del sol de media noche y de las auroras boreales. Estamos en el extremo norte de Finnmark, al norte de una pequeña aldea conocida por Gamvik. Los alces se cruzan en la carretera y la naturaleza demuestra todo su poder. Un lugar muy especial.
Esta edificación fue construida en 1905 y la familia de fareros vivió de continuo hasta 1973. Puede presumir de haber sido uno de los últimos faros en ser automatizados en 2005 y de ser el quinto más alto de Noruega. Su alojamiento es muy austero, y se puede alquilar a nivel individual entre junio y septiembre, que es la temporada alta. También en invierno, pero sólo para grupos.
Aunque hoy es un paraje paradisiaco, los noruegos no olvidan la importancia de este emplazamientos en la Segunda Guerra Mundial, siendo arrasado varias veces por los alemanes, sobre todo en su retirada en 1944, por el avance del ejercito ruso. Un lugar muy especial para los que buscan alojamientos diferentes.
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