Destinos

Balnearios y spas en el Pirineo de Lleida: el cuerpo siempre lo agradece

Si nos empeñamos, puede que consigamos conectar el modo zen y relajarnos a lo grande hasta en mitad de un atasco. Pero lo cierto es que la tarea se vuelve muchísimo más fácil rodeados de aire puro en medio de un paisaje de postal que acoge lagos, valles y bosques de pino. Uno de esos lugares que invitan a mimar cuerpo y mente para despedir como nos merecemos el año es el Pirineo de Lleida, donde la montaña no saben de estrés.

El simple hecho de estar a más de 1.500 metros sobre el nivel del mar tiene un efecto positivo sobre nuestra salud, pero si además nos damos el capricho de disfrutar de algunos de sus balnearios y spas, lo de levitar no nos parecerá una opción tan descabellada. Allí, cuidar el cuerpo es casi una obligación, y por eso han ideado tratamientos propios aprovechando lo que regala la tierra: mascarillas de caviar de Les, masajes con miel, tratamientos con hierbas frescas del Valle de Arán... ¿Preparado para alcanzar el nirvana?

Balneario Caldes de Boí

En pleno corazón del valle de Boi, y rodeado por el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, encontrarás este rincón que durante siglos se creyó que era milagroso. El secreto estaba en sus 37 manantiales de aguas termales con diferentes composiciones y temperaturas que van desde los 4 hasta los 56 grados. Es el mismo agua que se utiliza en los tratamientos del centro termal, donde se combinan programas tradicionales y vanguardistas para cuidar el cuerpo y relajar la mente. De uno de esos 37 manantiales, el “Font del Bou”, nace el agua mineral que se envasa y se comercializa bajo la denominación de Caldes de Boí.

Banhs de Tredos

Bañarse en una piscina de agua termal con grandes vidrieras a un exterior montañoso completamente nevado es sólo uno de los muchos placeres posibles en este hotel y balneario del Valle de Arán. ¿Otras posibilidades? La sauna finlandesa, fangoterapia, ducha vichy, masajes antiestrés y un largo etcéra. El agua de este balneario procede de un manantial ya conocido y muy utilizado por los romanos, de donde emana a 33 grados. Para regalarse salud y relax en un entorno de cuento de hadas.

Termas Baronia de Les

Cuentan que los manantiales termales de Les ya eran famosos en la época de Pompeyo, que fue uno de sus ilustres visitantes allá por el año 69 a.c. Las propiedades de sus aguas, que emergen a más de 30 grados, continúan siendo las mismas de entonces: ricas en sílice, son perfectas tanto para la piel como para tratar problemas circulatorios y en las vías respiratorias. Pero también se usan para mimarnos sin más a través de una larga lista de programas para relajarse, rejuvenecer y cuidarse en el más amplio sentido de la palabra. En estas termas también podemos darnos masajes de chocolate o el llamado Pindas del Tibet, aunque uno de los servicios más demandados es un tratamiento con miel que mezcla miel de acavia y de castaño, jalea real, metcalfa y sales del mar muerto con aceite de almendras dulces y extractos vegetales. Para renovarse al 100%.

El Castell de Ciutat

Situado en la La Seu d’Urgell, este oasis de bienestar con vistas a las montañas se ideó precisamente para mimar al cliente con los cinco sentidos. Por eso, además de contar con  piscina al aire libre, sauna, jacuzzi y demás instalaciones propias de un centro para el cuidado personal, también dispone de una sala de cromaterapia y una zona de relax. En él es fácil olvidarse del mundanal ruido mientras se disfruta de un tratamiento de envolturas con algas microestalladas, hidromasaje pirenaico, cuidado facial “frío marino” y una larga lista de opciones.

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