Vaya, vaya… emular a la playa
Que para eso están los pantanos como el de El Burguillo o San Juan, o las frescas aguas de La Pedriza. Tampoco faltan chiringuitos ni tumbonas en lo más parecido a una playa urbana que existe en pleno centro de la ciudad: la ribera del Manzanares reconvertida en Madrid Río, con sus fuentes y recintos acuáticos donde darse un digno chapuzón con vistas al Palacio Real, la Catedral de la Almudena o los bosques de la Casa de Campo.
Nos vamos de safari
¿Por qué no pasar un día entre jirafas, rinocerontes y leones campando a sus anchas bajo un sol inclemente? Es lo que acontece en el Safari de Madrid, a pocos kilómetros de Aldea del Fresno. Vale que no es la sabana africana, pero en algo se le parece. Y si no, está también el Zoo, con su Acuario incluido, donde además de exóticos ejemplares, tienen lugar exhibiciones de delfines; o Faunia, con su jardín botánico, donde se organizan divertidos campamentos para los más pequeños.
Fiestas castizas
¿Echas de menos el aroma a algodón de azúcar, la vociferante tómbola y el baile al ritmo de orquesta? Pues no hace falta irte al pueblo porque en el centro de Madrid muy pronto arrancan unas fiestas de marcado sabor popular. Gallinejas y entresijos, concursos infantiles, campeonatos de mus, procesiones, rutas de tapas y gente, mucha gente, que en contra de lo que se cree, la ciudad no se queda vacía. San Cayetano (en Cascorro), San Lorenzo (en Lavapiés) y La Paloma (en La Latina) son las próximas citas castizas.
Ver y ser visto
Que no todo iba ser rollo cañí. En Madrid existen locales de moda para dar y tomar. Terrazas en las azoteas, bares con decoración tropical y clubs para la gente guapa donde no falta siquiera la arena de la playa. Desde las cenas con vistas al cielo de Tartan Roof (en el Círculo de Bellas Artes) o de los hoteles Urban y Room Mate; hasta el oasis de Le Cabrera (en la Casa de América) pasando por infinidad de rincones donde ver la caída del sol con el mejor ambiente. Y también donde prepararse para una fiesta incombustible. Porque de marcha nocturna, incluso en agosto, esta ciudad sabe bastante…
Darse a la cultura
Que es la gran especialidad de Madrid. Y esto implica, además, moverse bajo un gratificante aire acondicionado. Aprovecha para devorar los museos, tal vez ahora menos concurridos, ir al cine o asistir a una función teatral. También puedes elegir algún concierto de los Veranos de la Villa, donde siempre hay propuestas interesantes.
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